22. Promesa.

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Después del desayuno, Daenys y Jace se habían encaminado a la biblioteca para practicar su valyrio como era su nueva costumbre. Sin embargo, Daenys podía sentir las miradas que le lanzaba el menor acompañadas de una sonrisa socarrona.

¿Qué? ¿Qué sucede, Jace? Habla ya —demandó irritada.

Jace rió y alzó sus manos en son de paz.

¿Así que tú y él...? —preguntó de manera sugerente subiendo las cejas de arriba a bajo con picardía y con una sonrisa pícara.

No es asunto tuyo —negó y rodó los ojos—. Mejor ponte a estudiar valyrio.

—¡Oh vamos! —exclamó Jace con una sonrisa divertida—. ¡Tú conoces mis asuntos!

—Me habría gustado no saberlos y a ti te gustará no saberlo —aseguró Daenys.

—Claro que quiero saberlo —afirmó Jace asintiendo de forma repetida—. Dime, por favor —pidió agudizando su voz.

—No, Jace.

—Por favor, dime —insistió y luego comenzó a repetir aquella frase una y otra vez.

—Jacaerys —advirtió Daenys mirándolo mal—. Te voy a dar un buen golpe si no te callas —amenazó.

—No te atreverías —retó el pelinegro.

Aquello fue suficiente para que Daenys rodeará la mesa para poder golpearlo, sin embargo Jace rió huyendo de ella, ambos comenzando a correr de una esquina a otra de la mesa, ella sin poder alcanzarlo en ningún momento.

—¡Oigan! —el gritó fuerte y firme del maestre los hizo detenerse al instante—. ¿Acaso es esta una manera de comportarse en la biblioteca? —cuestionó cruzándose de brazos.

—No, Maestre, lo lamento —se disculpó Jacaerys de forma inmediata.

—Ahora, aprecio que pasen tiempo juntos estudiando, como Lord Stark habría querido, pero estas no son maneras, este comportamiento es para el campo de entrenamiento, así que les pediré que terminen la sesión y vayan hacia allá —dijo el maestre mirandolos de manera severa, más que todo a Daenys que era la mayor y que era la que usualmente se comportaba de manera inapropiada.

—Lo lamento —se disculpó Daenys y pronto se quiso excusar—. Yo...

—Ya hemos hablado de esto con anterioridad, Lady Daenys. Debes intentar resolver los problemas a través del diálogo y si utilizarás la violencia...

—Debe ser en el campo de batalla —completó la frase bajando la mirada, el maestre asintió y con un movimiento de manos los insistió a retirarse.

Ambos dieron media vuelta, y apenas salieron de la biblioteca, Jace habló.

—Yo no quiero entrenar a esta hora.

—¿Por qué? —preguntó Daenys con el ceño fruncido—. La mañana es uno de los mejores momentos del día para entrenar.

—Aemond estará ahí —respondió Jace con una mueca—. Yo prefiero entrenar en las tardes con Luke y Aegon, sé que la mañana y la noche es para ustedes dos.

—No es para nosotros dos —dijo Daenys con cansancio y rodó los ojos cansada de repetir aquello—. Te he dicho mil veces que puedes unirte a nosotros.

—Y yo te he dicho mil veces que aún no quiero morir, Aemond parece un perro rabioso a la hora de entrenar, mucho peor cuando está contigo, no quiere que nadie se le acerque.

Daenys rió y rodó los ojos, a veces Jace decía unas cosas que estaban realmente alejadas de la realidad.

—No te rías, sabes que es verdad.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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El Lobo y el Dragón - Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora