Era un caluroso día de septiembre en Los Ángeles, y el sol brillaba intensamente en el cielo despejado. Me encontraba sentado en el asiento del copiloto del auto de mi madre, mirando por la ventana mientras nos dirigíamos a mi nueva escuela. Mi nombre es Mike, y hoy era mi primer día de primer grado. Aunque el entusiasmo de mi madre era evidente, yo me sentía nervioso y algo inquieto. El mundo real siempre me parecía un lugar complicado de entender, y el pensamiento de tener que enfrentar una nueva escuela y nuevos compañeros de clase me ponía los nervios de punta ya que a los 3 años me diagnosticaron síndrome de Asperger.
Mi madre, Lisa, era una mujer de cabello castaño claro y ojos cálidos, siempre dispuesta a apoyar mis intereses, aunque a veces no comprendía completamente mi forma de ver las cosas. A menudo me decía que todo iba a estar bien, pero yo no podía evitar sentir una mezcla de incertidumbre y ansiedad.
"Mike, no te preocupes tanto," dijo mi madre con una sonrisa tranquilizadora. "Todo va a salir bien. Recuerda, solo tienes que ser tú mismo."
Asentí con una pequeña sonrisa, aunque no estaba seguro de que eso fuera suficiente. Desde que tenía memoria, mis pasatiempos favoritos habían sido la lectura, la robótica, el ajedrez y los videojuegos. Mientras la mayoría de los niños de mi edad estaban más interesados en juegos al aire libre y en hacer nuevos amigos, yo prefería pasar el tiempo en mi habitación, explorando mundos virtuales o construyendo pequeños robots con piezas de lego.
Cuando llegamos a la escuela, mi madre me acompañó hasta la entrada del edificio. Era una escuela primaria de dos pisos con paredes de color amarillo pálido y un patio trasero amplio donde los niños jugaban durante el recreo. Había una gran cantidad de estudiantes y padres en el área, y el bullicio me hacía sentir aún más incómodo.
"Aquí estamos," dijo mi madre mientras nos dirigíamos hacia el vestíbulo principal. "Vamos a encontrar tu aula."
Mis pasos se sentían pesados mientras avanzábamos por el pasillo, y me aferré a la mano de mi madre con fuerza. Finalmente, llegamos a un aula con una puerta abierta. Dentro, la maestra, una mujer de unos treinta años con cabello rubio y una sonrisa cálida, estaba organizando algunos materiales en su escritorio.
"Hola, soy la señora Thompson, la maestra de primer grado," dijo la maestra al vernos. "¿Eres Mike, cierto?"
"Sí," respondí en un susurro, sintiéndome aún más pequeño bajo la mirada de la señora Thompson.
"¡Perfecto! Puedes poner tus cosas en el rincón de los casilleros y luego venir aquí para conocer a tus compañeros de clase," dijo la señora Thompson con entusiasmo.
Mi madre me dio un último apretón de mano y me susurró: "Estoy segura de que harás nuevos amigos en poco tiempo. Solo mantén la mente abierta."
Me dirigí hacia el rincón de los casilleros y me tomé mi tiempo para organizar mi mochila en uno de los estantes. Mis compañeros de clase comenzaban a llegar y se agrupaban en pequeños círculos, hablando animadamente entre ellos. Yo observaba desde la distancia, sintiendo que el sonido de sus voces se mezclaba en un zumbido indistinto. No tenía idea de cómo empezar una conversación con ellos, y eso me hizo sentir aún más aislado.
Finalmente, la señora Thompson nos reunió en un círculo en el centro del aula. Los niños se sentaron en el suelo, y yo me uní al grupo, manteniéndome lo más apartado posible. La maestra comenzó a hablar sobre las reglas de la clase y los planes para el día. A pesar de sus esfuerzos por hacer la actividad divertida y emocionante, yo apenas podía concentrarme en sus palabras. Mi mente estaba llena de pensamientos sobre cómo encajar y si podría encontrar un lugar en este nuevo entorno.
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Mas que Amigos
RomanceMike y Aria, dos inseparables amigos de la infancia, se pierden de vista cuando Aria se muda a otra ciudad. Años después, durante el primer año de preparatoria, el destino los une nuevamente en la misma escuela. Aunque el tiempo y la distancia han c...