El 14 de febrero llegó con un aire festivo en la escuela. Los pasillos estaban decorados con corazones rojos y rosas, y había globos y cintas por doquier. El ambiente era alegre y animado, y todos parecían emocionados por el Día de San Valentín.
Al llegar a la escuela, me sorprendió ver la cantidad de decoraciones. Algunos estudiantes estaban intercambiando cartas y pequeños obsequios, mientras otros se preparaban para confesar sus sentimientos. Aunque no era el tipo de persona que normalmente se dejaba llevar por estas festividades, este año tenía un motivo especial para estar emocionado: Aria.
Había estado pensando en el regalo para Aria durante semanas. Quería encontrar algo que realmente le gustara y que mostrara lo importante que era para mí. Finalmente, decidí regalarle una pequeña caja de música con un diseño en forma de corazón. Al abrirse, tocaba una melodía suave y romántica. Me pareció el regalo perfecto para expresar lo que sentía.
Cuando llegué al salón, vi a Aria esperando en su asiento. Me acerqué con una sonrisa nerviosa, sosteniendo la caja de música en mis manos. Ella estaba envuelta en un abrigo azul oscuro con detalles en plata.
"Hola, Aria," dije, intentando sonar lo más natural posible. "Feliz Día de San Valentín."
Aria me miró con sorpresa y alegría. "¡Hola, Mike! Gracias, ¡qué lindo detalle!"
Le pasé la caja de música, y Aria la recibió con una sonrisa brillante. "Espero que te guste," dije, observando su expresión mientras abría el regalo.
"Es precioso, Mike," dijo Aria, sus ojos llenos de emoción mientras giraba la caja y escuchaba la melodía que salía de ella. "Gracias, de verdad."
Me sentí aliviado al ver su reacción. La caja de música era exactamente lo que había esperado que le gustara.
"Me alegra que te guste," respondí. "He estado pensando en qué regalarte durante un tiempo. Quería encontrar algo especial."
Aria sonrió, y sus mejillas se sonrojaron ligeramente. "Es perfecto, Mike. Gracias por ser tan considerado."
Luego, Aria sacó de su mochila una pequeña caja envuelta en papel dorado con un lazo rojo. La colocó suavemente sobre mi escritorio. "Aquí tienes tu regalo," dijo con una sonrisa tímida.
Desenvolví el regalo con cuidado, revelando un libro de ajedrez con una portada elegante y dorada. Miré a Aria, sorprendido. "¿Cómo sabías que me interesaba el ajedrez?"
Aria se sonrojó un poco más. "Lo mencionaste varias veces. Pensé que te vendría bien para tus prácticas."
Me sentí conmovido por su atención al detalle. "Es un regalo increíble, Aria. Gracias."
Aria y yo intercambiamos sonrisas, y la atmósfera entre nosotros se sentía más cálida y cercana. La alegría del Día de San Valentín se volvió aún más especial al compartir estos momentos con ella.
Mientras continuábamos el día en la escuela, me di cuenta de que este Día de San Valentín no solo era sobre regalos y decoraciones, sino también sobre la conexión genuina y el aprecio que compartía con Aria. El regalo y la conversación que tuvimos me hicieron sentir más cerca de ella, y eso era lo que realmente importaba.
A lo largo del día, varios compañeros intercambiaron pequeños obsequios y cartas, pero para mí, el mejor regalo era la sonrisa de Aria y el sentimiento de que nuestra relación estaba fortaleciendo. La jornada fue un recordatorio de que, a veces, las pequeñas cosas pueden tener un gran impacto en nuestras vidas y en nuestras relaciones con los demás.
Las clases terminaron más rápido de lo que esperaba. El bullicio de los estudiantes llenando los pasillos se mezclaba con risas y despedidas rápidas. Mientras recogía mis cosas, vi a Aria acercándose a mí. Parecía un poco sonrojada, sus mejillas teñidas de un ligero tono rosado que hacía juego con el color menta de sus lentes.
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Mas que Amigos
RomanceMike y Aria, dos inseparables amigos de la infancia, se pierden de vista cuando Aria se muda a otra ciudad. Años después, durante el primer año de preparatoria, el destino los une nuevamente en la misma escuela. Aunque el tiempo y la distancia han c...