Cap 2

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Se encontraban en la casa de su amigo peli azul.

— ... ¿Qué se supone que haga?, él-

— Primero lo primero... Tenemos que hacerle una pequeña interrogación a esa niña, no sabemos su nombre ni mucho menos su edad. Según ella tú eres su madre. Deberías de preguntarle tú.-le dijo mientras miraba a la niña dormida en su futón.

— ... Es verdad. Pero ya será mañana. Ahora yo también tengo ganas de dormir-dijo mientras daba un bostezo.

[…]

Él se encontraba en la puerta de su casa, todavía tenía esa bonita corona de flores en sus manos. No la botó. Y no sabía el porque de eso, lo intentó, pero no pudo al final se resigno y ahora se encontraba literal en frente de su casa.

Al final entró a su casa.

— ¡Ya llegué!-grito mientras se quitaba sus sandalias ninja.

Pasaron unos segundos y nadie respondió, le pareció raro, no había llegado tan tarde, ¿O sí? Fue hacia la sala y rectifico la hora, eran las nueve menos diez. Fue a la cocina a tomar un vaso de agua, una pequeña nota estaba en el refrigerador.

"Hola Boruto, te dejo está nota para que sepas que vamos a quedarnos unas cuantas semanas fuera de la aldea, no sé cuánto tiempo nos tardaremos, sólo que esperó que no te pase nada. Con Amor tu madre.

PD: En la nevera está tu comida, calienta la y come. Y si tu padre viene dile lo mismo."

Ya tenía su comida calentada, se sentó y comió en un gran silencio. No quería pensar en lo que pasó esa tarde. Era raro.

Muy raro. Para su gusto.

No lo entendía, como esa niña le decía papá con gran facilidad. Él no era su padre. Tampoco tenía planeado tener hijos en algún futuro. Y aparece ella y dice que él es su padre. Es irónico.

Por más que no le gustará aceptarlo. Esa niña tenía un gran parecido con Sarada. Su cabello negro, pero algo rizado como el suyo. Y sus ojos azules como el mismo cielo. Y una marca en cada mejilla cerca del ojo. Y al parecer no utiliza lentes.

No negaría que posiblemente sea su hija de algún futuro lejano o algo así, pero tampoco lo aceptaría.

También sabía que estaba haciendo algo mal. Algo en su pecho le decía que había cometido un error. Desde que vió esa niña algo se instaló en su pecho y hacia que se sintiera raro. Y tenía miedo.

Mucho miedo.

De que tal vez ese sentimiento sea algún presentimiento de que algo malo vaya a pasar. Él no sabía que era ese sentimiento. Y eso le aterraba. Tenía miedo de que ese sentimiento le hiciera daño.

Termino de comer y lavo su plato. Fue al baño  se descambio y se metió en la bañera. El sentimiento que sentía con ella era algo muy confuso. Y no lograba entenderlo del todo. Ers una especie de ardor o calor el cuál se mantuvo en su pecho durante todo el camino del pueblo hacia Konoha.

Estaba confuso.

Tenía que pedirle ayuda a alguien, alguien capaz que pueda explicarle acerca de ese calorcito en su pecho. Tal vez a su padre. Pero ya sería mañana. Ahora ya estaba listo para ir a su camita rica.

¿Somos padres? BORUSARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora