Cap 7

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Capítulo dedicado a: Bi-ru-toUzumaki

Muchísimas gracias por tus comentarios, al leerlos que daban ganas de reír. Espero que de verdad disfrutes esta historia. Besitos 💋.

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Al comienzo no podía pegar el ojo, pero luego el sueño le ganó y solo poder dormir.

...

Habia dormido muy bien, nunca pensó dormir bien en una noche tan helada como había sido la anterior noche. Su cama estaba muy calientita, podía sentir un latido en su oreja.

Espera. ¿Latido?

Abrió sus ojos lentamente. Alzó su cabeza lentamente, echó un pequeño bostezo, con sus brazos se apoyó para poder levantarse, quedando sentada. Se frotó un poco los ojos para despejar un poco su vista.

"... Oh... ¿Qué...!?"

¡Trágame tierra!

Se bajó rápidamente de dónde estaba y se dió cuenta que había estado todo ese tiempo encima de Boruto.

Su cara no podía estar más roja.

Salió corriendo de la habitación hacia la cocina. Tomó un vaso de agua y logro calmarse un poco.

— ... Tengo hambre.

Buscó en la nevera, no había nada. Revisó toda la cocina. Otra vez.

— ... Nada. Tengo que comprar.

Fue al baño y se arregló un poco, se lavó la cara y se cepillo los dientes, se acomodó algo el cabello y salió.

Tenía que salir a mercar. Cogió un par de billetes de la cartera de Boruto y unos cuantos de los de ella.

Se fue al mercado a comprar todo lo necesario para poder comer y sobrevivir unas cuantas semanas. Mientras miraba unos productos decidiendo si eran necesarios o no, no notó como alguien se le acercaban por detrás.

— Sarada-dijo tocándole el hombro.

La tomó por sorpresa, y casi le asesta una patada en el cuello.

— Tranquila, soy yo, Mitsuki.

— Ah... Lo siento, perdón. ¿Qué necesitas?

— Hoy en la tarde, el sensei nos mandó a llamar. Volvemos a comenzar las misiones.

— Aproximadamente a qué hora Masomenos.

— Exactamente a las dos y media de la tarde.

Se despidieron y Sarada terminó de comprar lo que necesitaba. Era muy temprano todavía, por lo que tenía el tiempo suficiente para poder hacer las comidas y descansar lo suficiente.

Compró todo lo que necesitaba, lo pagó y se fue del local.

Caminando por un local escuchó algo que le llamó la atención.

— Niño, te estoy diciendo que no puedes pagar con este billete, de vuélveme las frutas y todo arreglado. Sin problemas-le dijo el señor, que se mostraba muy molesto.

— Mierda. Y yo. Le estoy diciendo que ese maldito billete de mierda es de verdad.

— No mientas maldito.

¿Somos padres? BORUSARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora