RELATO OMNISCIENTE
El café por las mañanas era lo único que lograba despertar a Katy. Últimamente su horario de rutina la tenía agotada, ya no podía ver tan seguido a su novio lo que lo hacía extrañarlo la mayor parte del tiempo. Ella sabía que iba a ser ese modo, que elegir la carrera de enfermería la privaría de muchas cosas, entre ellas su libertad. No era que no lo disfrutara, lo hacía. Sobre todo, cuando le encomendaron a la chica de cabellos castaños que, en ese entonces, llevaba solo una semana en coma. Decidió trazarse una meta, que haría hasta lo imposible para hacerla despertar, por lo que en los tres meses restantes se dedicó no solo a cuidarla o velar por sus sueños, sino también le leía libros, le cantaba e incluso le pintaba las uñas (Claro que luego las limpiaba por temor a una reprimenda). Además, le daba masajes y ejercitaba cada uno de sus músculos, es por ello que cuando esta abrió los ojos pudo concluir su terapia en un corto periodo.
—Katy... —la voz de la jefa de enfermeras la sobresalta. El café no le estaba ayudando a mantenerse despierta— ¿Quieres que me queje con el doctor Sotomayor?
—Lo siento. —ella bosteza, estirando sus brazos— Fue una noche muy larga.
—Es tu trabajo, niña. —asiente sin ganas— En fin, alguien te está buscando.
— ¿Qué?
— ¿Eres sorda? Digo que alguien anda preguntando por ti.
— ¿Quién?
—Yo qué sé. —anota algo en unas hojas y lo avienta sobre una mesa— Te está esperando en el pequeño parque de la clí...
Ni dejó que su jefa terminara la oración, ya que se marchó corriendo como si estuviera en una maratón.
Lo primero que pensó fue en Mario, pero al percatarse de la hora era imposible que fuera él, ya que este se encontraba en su trabajo y casi nunca le daban el día libre. Por lo tanto, su mente dibujó el rostro de la única persona que vendría a verla y aquello se confirmó cuando la vio y gritó su nombre:
— ¡Clara!
Un par de ojos claros se cruzaron con su iris azul.
Cuando la novia de Sergio decidió irse a Francia junto a él, no dudo ni un segundo en venir a despedirse de su única mejor amiga. Sí, a Katy la consideraba demasiado. Fue la primera persona que sus ojos vieron cuando despertó. Aunque se sintió completamente sola, no lo estaba. Ella, su enfermera favorita como le decía estuvo a su lado en todo ese tiempo.
Las dos se dieron un abrazo efusivo y luego decidieron sentarse sobre una banca.
—Te traje algo. —Clara le entrega una caja con un enorme moño de color rojo al medio. Katy frunce el ceño al aceptarlo— Ábrelo.
—Pero no es mi cumpleaños.
—No lo es.
—Entonces, no entiendo...
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"Bajo ese mismo cielo" (Libro II)
RomanceLa cicatriz en mi pecho arde al ver esos ojos azules. No estoy divagando. Tampoco estoy soñando. Algo en mi interior me grita que esta vida no es la mía. Me llamo Clara, estoy casada con Sergio Torres y al mismo tiempo, siento una atracción fuerte h...