CAPÍTULO 4

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No crucé más de dos palabras aquella mañana con mi padre. A diferencia de Pope, JJ y Ki tenía que ir al instituto, ellos se supone que también, pero daba igual si se saltan clase. Llegó hacer eso y los profesores no tardarían en llamar a mi casa.

-Quiero que cuando salgas, vengas derechita a casa, ¿me has oído?

-Si, papá.

Di un portazo al cerrar la puerta del coche, ya estaba escuchando su frase "¡no des portazos!".

Como todas las mañanas, Axel me esperaba en la puerta. Me sonrió, yo le sonreí de vuelta y entramos. Cogí unos libros de mi taquilla y me dirigí a mi primera clase. Ese día no coincidí mucho con Axel y en las horas que estábamos juntos no hablamos.

El día se me pasó más rápido de lo que creía. A última hora, cuando quedaban cinco minutos de clase ya estaba recogiendo mis cosas.

Axel me esperó a la salida, yo quería seguir manteniendo mi silencio, pero él no.

-¿Te pasa algo? Llevas todo el día en tu mundo.

-Si, es que ayer fue un día... duro- terminé describiendo.

-¿Qué pasó?

Quise contárselo, pero en parte JJ tenía razón. Hacía poco que lo conocía.

-Me gustaría contártelo, pero...

-Lo entiendo, no puedes.

-Sí y es mejor que no lo sepas, porque podría meterte en un problema.

-¿Has matado a alguien?

-No... de momento- bromeé.

Soltó una leve carcajada.

-Y bueno... ¿qué tal ha ido tu día?- le pregunté.

-Aburrido.

-El mio también y encima ahora tengo que volver a casa andando- me queje perezosa.

-Puedo llevarte si quieres. Tengo coche.

Acabe aceptando. A parte de que me diera pereza ir andando hasta mí casa, Axel era una buena compañía y ese día no lo era yo, asique no me quería negar, bastante distante y borde había estado ya.

Agradecí el hecho de que puso música para que no hablásemos. No me apetecía. La música consiguió que el trayecto durase poco.

-Ya sé que nos conocemos desde hace dos días, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo- dijo Axel cuando me bajé de su coche.

-Gracias- agradecí tímida.

No me esperaba que me dijera eso.

-Te recomiendo que te vayas- le aconseje- está mi padre dentro y es muy sobreprotector conmigo.

Y como si le invocaramos, la puerta se abrió dejando salir a Andrew Hamilton. Mostró un signo de sorpresa al ver a un chico desconocido con su hija.

-Ay dios- me lamente.

-Señor Hamilton- saludo Axel bajándose del coche- soy Axel Brown.

Axel le tendió la mano. Mi padre le miró con el semblante serio, cosa que imponía bastante. Le estrechó la mano sin cambiar de expresión.

-Es nuevo en la isla- intervení - Lo conocí hace un par de días.

-Gracias por traer a mi hija a casa- expresó seco mi padre.

Con la mano en mi hombro, me metió a casa dejando a Axel rígido. No sabía que mi padre podría dar tanto miedo.

-¿Era necesario?

REFUGIO - OUTER BANKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora