CAPÍTULO 5

45 1 1
                                    

TESS

—¿Por qué has venido en bicicleta?— me preguntó Axel con atisbo.

—No me apetecía ir en coche con mi padre.

Aquella mañana se ofreció, pero después de hacerme una encerrona con mi madre me negué.

La noche anterior cené en silencio con ellos. Cosa que me pareció extraño, ya que no me echaron la bronca por haber huido.

—Y bien… ¿Qué tal con tu madre?

—No he hablado con ella. Puede que te parezca una actitud inmadura, pero es que ahora no puedo. Es muy reciente.

Fuimos a nuestra primera clase y nos sentamos en el mismo sitio de siempre.

—No, Tessa. Necesitas tu tiempo, es normal.

La miré confusa. Pensaba que iba a decir algo sobre perdonarla.

—No quise quitarle importancia a tu problema, ni quitarte razón por enfadarte con tu madre.

Le estreché la mano con una sonrisa.

—No pasa nada.

Bajo la mirada a nuestras manos, que encajaban a la perfección.

Menos mal que en ese momento el profesor entró, estaba empezando a ponerme colorada y solo estaba dándole la mano.

☀︎︎☀︎︎☀︎︎

Mi hora favorita llegó: el almuerzo. Creo que era la hora favorita de todo el mundo. Nada más sonar el timbre, agarré la muñeca de Axel y lo arrastre a la cafetería del instituto.

—No van a irse, Tessa. Puedes estar tranquila.

—Necesito ese bollo relleno de chocolate y como vaya y no vea uno te echaré a ti la culpa.

—¿¡Por qué!?

—Porque eres muy lento.

Cuando vi que no había mucha cola me puse más feliz. Me aseguraba comprarme uno.

Corrí a la cola como una niña pequeña, mientras tanto Axel me miraba con los brazos cruzados.

—¡No me juzgues!

Me calme cuando tenía aquel bollo entre mis manos.

—Ya podemos sentarnos tranquilos— le indique con la boca llena.

Le seguí hasta la mesa más próxima.

—¿Cómo puedo ser tan feliz comiendo?— pregunté en alto.

—Disfrútalo, me has dejado toda la mano roja, Hulk.

—Eres un exagerado.

Axel levantó una ceja y me enseño las marcas de mis uñas en su muñeca.

—Nada puede estropear este momento— lo ignoré por completo y seguí comiendo.

El sonido de mi móvil me hizo poner los ojos en blanco.

¿En serio tenían que llamarme en ese momento?

Lo cogí a regañadientes.

—Espero que sea importante, Pope.

—Claro que lo es, sino no te llamaría en horario escolar.

—Sorpréndeme.

—Me acaban de dar una carta y tiene el símbolo de la espiga.

Deje de masticar. Los engranajes de mi cabeza empezaron a dar vueltas sin parar.

—Ahora voy.

Le colgué y me puse a recoger mis cosas.

REFUGIO - OUTER BANKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora