Terapia equina.

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—Es extraño Capelo— dijo el gnomo al caballo —¿Qué cosa Pequeyó?— replicó el animal a Fransi —En otra vida yo estaría allá, del otro lado del establo, riendo y disfrutando del acontecer nocturno de la ciudad y ahora solo estoy aquí, entre toda esta sucia paja—

Capelo lo vio con cierto ceño de disgusto equino, por lo cual Fransi agregó —Lo siento amigo mío, no lo quise decir en tono despectivo hacia ti—.

—Tranquilo no te preocupes— le relincho el caballo, para luego preguntarle —¿Cuál es la razón por la que estás aquí y no allá?—.

Frantaliyus podía sentir, como el caballo transmitía una cierta y empática serenidad, como no había conseguido en ningún otro ser humanoide o animal, razón por la cual tuvo la confianza de abrirse un poco más y empezar a contarle otras cosas sobre sí mismo.

—La verdad no lo sé bien, bueno si lo sé, lo que no sé es si terminaré haciendo lo que estoy dudando realizar, tal vez desde hace mucho más tiempo del que debería— .

—Cuéntame un poco más—, replicó el caballo.

—Estoy acalambrado Caballo Pelomarrón Escuchagnomos, solo que no en los músculos del cuerpo sino en lo más profundo de mi alma— y luego de una melancólica pausa, que inevitablemente lo hizo suspirar con pesar y tristeza, agregó —cuanta razón y qué tan equivocada estuvo al mismo tiempo, mi dulce Anamanía Bonapatenta Piernagrillo, no existe calistenia ni estiramiento posible, que hubiera podido evitar que se hiciera este nudo en mi pecho, tan duro que los pulmones no se hinchan para tomar el suficiente oxígeno del pecho—.

Capelo al ver lo afligido que se puso, acercó su gran Hocico hacia el rostro de Fransi y le dió unos golpecitos a modo de afectivo consuelo.

—Pequeyó, creo que empiezo a entenderte, te está aconteciendo una pena de amor— relinchó con suma suavidad el cabello, a lo cual el gnomo respondió —No Capelo, su amor nunca fue una pena, al contrario, siempre me llenó de profunda alegría y felicidad, fue su fallecimiento lo que me tiene afligido, si es que a ese estado en el que está mi Ánabo, se le puede llamar estar muerto—.

Cap. 1 | Acto II: El ilusionista temeroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora