Bautizo de honor.

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Una sensación extraña hizo un pequeño temblor en los calambres que tenía Fransi en su alma, como si aquel hecho de sentirse escuchado por todos aquellos equinos, trajera cierto reconfort a sus penas, hace ya muchos años atrás que habían ocurrido los acontecimientos que le quitaron la presencia de su prima Anamanía de su vida, pero solo hasta entonces es que pudo encontrar con quién poder abrirse para expresar sus emociones.

—¡Oh!— expresó Frantaliyus —No sabía que estaba siendo escuchado por todos en el establo, lamento mucho las molestias— lo cual fue respondido con un resoplido por parte de Capelo, para hacerle saber que todo estaba bien y luego agregar —Si lo deseas, continúa tu relato, nosotros te escucharemos con atención, nuestra naturaleza es la de dar apoyo a quien nos inspire que la necesita y merece—.

Fransi se secó un poco las lágrimas, y vió los alrededores del establo para observar cuántos caballos habían asomado sus narices más allá de las verjas que los contenían, y luego de un reflexivo momento de pensar, dijo en tono preocupado —Capelo, que inconveniente tenemos— por lo cual el caballo replicó —Entiendo Pequeyó, si no deseas continuar no sigas diciéndonos tu relato— razón por la cual Frantaliyus dijo como aclaratoria —Bueno, si me resulta difícil continuar contando mi historia, con tantos de ustedes escuchando, pero no se trata de eso Caballo Pelomarrón Escuchagnomos— comentario que hizo preguntar al Equino —¿Ah no? ¿De qué se trata entonces Pequeyó?— dando el gnomo como aclaratoria —Ustedes me inspiran algo bueno, que me hace querer continuar relatando, el inconveniente es que no puedo seguir si antes no los conozco a todos— y así que acto seguido, comenzaron las correspondientes presentaciones y bautizos por parte de Frantaliyus hacia cada uno de los caballos.

—A ti— Señalando a la anciana Yegua —te llamaré "Sabia Yegua Cabellonevado"— y a ti, señalando a la mamá del potrillo, te bautizaré como "Yegua Manchada Dulcemamá"— y luego refiriéndose al potro dijo —y a ti pequeñín, te llamaré "Chiquito Potrillo Alegrerelincho"— razón por la cual el joven caballito, resopló con risa equina.

Mientras el gnomo seguía dando bautizos, el caballo pretencioso veía de reojo y con gestos despectivos tales sucesos, su desagrado se hacía más evidente en la misma medida que Fransi se le acercaba.

A otros dos caballos más, Frantaliyus los apodó como "Caballo Robusto Redondotrotar" lo cual hizo reír al otro caballo, vengándose este primer caballo del segundo, también con relinchos de risas, al escuchar el nombre que se le fue puesto, el cual fue "Caballo Delgado Piernaspalillos".

Así, fue Frantaliyus repartiendo nombres y bautizos por todo el lugar, hasta que al fin solo restaba nombrar, a aquel Animal tan majestuoso como engreído, el caballo más elegante y destacado de todo ese establo.

Fransi lo vio detenidamente haciendo una pausa, el caballo resopló con impaciencia y este le dijo en tono molesto —Pequeño Yóquey o como sea que realmente te llames, dime ya el tonto nombre que me pondrás, que quiero descansar para las cosas importantes que tengo que hacer al despuntar el alba—.

Frantaliyus al final se decidió por un mote para este equino, razón por la cual dijo lo siguiente con mucha solemnidad —Y a ti, que eres una importante equinocidad, no puedo bautizarte con cualquier nombre— palabras que hicieron llevar al caballo al máximo de su impaciencia, en el fondo él estaba convencido, que el gnomo se estaba burlando de él y que el apodo recibido haría estallar en burlas al resto de los equinos.

—"Honor Real HijodeQuirotelo"— terminó por dar por nombre a aquel caballo, haciendo una reverencia ante este animal, lo cual produjo un efecto contrario al de las chanzas, ya que al este recién bautizo caballo ver a todos los lados del establo, encontró que el resto de los equinos, habían imitado el gesto reverencial hecho por el gnomo.

Honor Real HijodeQuirotelo no pudo evitar sonreír con su ego inflado de orgullo, aquel nombre y la reacción de reconocimiento de sus iguales, hicieron que cambiara su actitud hacia Fransi, por lo cual terminó por decirle —Eres un Gnomo molesto, pero está bien, entiendo tu dolor, no interrumpiré más tus relatos y llantos— y haciendo un suspiro equino terminó por agregar —De todos modos, nosotros los caballos, solo necesitamos de 3 horas de sueño al día, así que mientras mi jinete se reúne con su majestad, yo podré dormir y descansar—.

—¡Gracias Honotelo!— dijo Frantaliyus a este caballo, colocando de este modo el mote definitivo, por el cual lo llamaría de forma abreviada.

—Pequeyó— dijo Capelo desde su puesto —Continúa tu historia si así lo deseas, nosotros te damos toda nuestra equina comprensión— y al terminar de decir esto, todos los caballos relincharon en tono de reafirmación de lo dicho.

—Gracias a ti también Caballo Pelomarrón Escuchagnomos, voy a continuar contando mi historia— dijo Fransi para a continuación agregar, en tono afligido —hasta donde los calambres del alma me lo permitan—.

Cap. 1 | Acto II: El ilusionista temeroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora