—Pero, Faye yo... —La tailandesa no dió respuesta y colgó.
Faye ni siquiera preguntó, solo ordenó porque la necesitaba allí con ella, le urgía tocarla, respirar su jodido aroma. Que se fuera a la mierda Wan Viva y toda su familia. Por primera vez en cinco años, Faye llevaría una mujer a casa y apenas hacía unos días que la conocía.
Yoko no creyó que Faye fuera capaz de pedirle eso, jamás había salido de América a pesar de tener pasaporte, apenas lo conocía. Además, no había sido una sugerencia, sino una orden, una que ella, aunque deseara rebatir, no lo haría, también se moría por estar con ella. La universidad no era problema, podía tomar clases en línea, tenía la opción de hacerlo gracias a sus impecables calificaciones.
Recogió su panti y la metió entre su ropa, no se la colocaría. Para ese entonces Becky llamaba a la puerta tan fuerte que no tuvo más remedio que lavarse las manos, tomar su móvil y salir.
—¿Pero qué es lo que estás haciendo, Yoko? —La joven no dijo nada, solo sonrió y se abrazó a su amiga— Tu comida ya se ha enfriado, bueno no porque yo me la he comido, así que tienes que pedir comida nueva o morirás de hambre.
Yoko no pudo más que alegrarse por lo que dijo su amiga sobre la comida, así no tendrían que pagarla solo para tirarla, y sin dejar de estar abrazada a ella empezó a brincar como una niña a la que le conceden lo que más desea.
—Está bien Becca, es más, debemos irnos, te llevaré a tu casa, y tendrás que extrañarme un par de días, o tal vez solo mañana —le susurró al oído para después alejarse.
—¿Pero te has vuelto loca, a dónde vas a ir? —preguntó Becky viendo a su amiga alejarse para pedir la cuenta y tomar las bolsas.
—Iré con ella, con Faye a Tailandia. No me importa si no salgo del hotel, quiero estar con ella. Mierda, es tan extraño lo que me pasa, es escuchar su voz y volverme loca, imagínate cuando me toca.
Si, definitivamente, Becky supo que había cometido un grave error con su amiga, más no dijo nada, esperaba que por lo menos el dinero la consolara tras acabar esa aventura, si no ella misma la sacaría del hoyo en el que se encontrara, para eso estaban las amigas. Al fin y al cabo un corazón roto no mataba a nadie, ¿cierto? Pero si algo tenía claro era que no permitiría que se fuera sola, a saber a dónde con una tipa, que por muy rica que fuera, acababa de conocer.
—Pues tu genial Mommy tailandesa tendrá que aceptar que vaya contigo o no vas a ningún lado, ¿A saber lo que puede hacerte por ahí, no ves que la acabas de conocer?
Milk ya las esperaba en la limusina para cuando salieron, pero Yoko aceptó que su amiga tenía razón y no podía arriesgarse, aunque confiaba en Faye, no estaba de menos ser precavida.
—Llevaremos a Becky a su casa, recogerá su pasaporte y después nos llevarás a dónde sea que tengas que llevarnos —Yoko dijo a la chofer. Lo bueno es que habían comprado ropa suficiente para al menos una semana.
Milk asintió, ya le había llegado el mensaje de su jefa ordenándole que la llevara al aeropuerto, que había rentado un jet privado para ellas, porque obviamente Faye se había llevado el que tenía en propiedad. Milk tenía que viajar con ella para no perderla de vista ni un momento, en Tailandia más que en ningún otro lugar, era imprescindible que Yoko estuviera bien vigilada y segura.
Llevó a las chicas donde le dijeron y aprovechó el momento en el que se bajaba del coche para escribir un mensaje a su jefa avisando de que la amiga de Yoko la acompañaba.
"Ningún problema, mientras Yoko venga que traiga a su amiga también."
En realidad era la mejor opción, porque Faye no podría estar todo el tiempo con Yoko y tener a alguien con quien la chica se sintiera cómoda sería perfecto.
ESTÁS LEYENDO
Querida Sugar Mommy | FayeYoko
FanfictionYoko Apasra, una chica de 20 años agobiada por las deudas que la ahogan a ella y a su madre. Abandonadas por el resto de su familia, ambas están luchando por sobrevivir. Faye Malisorn, una noble de 36 años y descendiente de la realeza tailandesa, h...