Capítulo 7

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—Bueno, parece que todo el mundo está aquí —Faye fue la última en entrar en la habitación donde estaba reunido el resto de su familia: sus tres hermanas y, por supuesto, la persona que las había reunido a todas, su abuela— Es casi como Navidad.

—¿Quieres café, algo de comer, hija? —preguntó Marissa, la hermana menor de Faye, acercándose a besar la mejilla de su hermana, ignorando su comentario sarcástico. Para Marissa, lo más emocionante era tener a todas sus hermanas en casa al mismo tiempo, algo que sólo ocurría en Navidad o en celebraciones aisladas.

—Un café estará bien, pequeña. Comí en el avión, no tengo hambre —aseguró Faye con dulzura, devolviendo el beso de su hermana y sentándose después en el sillón para encontrarse con la mirada de la mujer mayor, la abuela Nong Malisorn— Y ahora que estamos todas aquí, ¿qué pasa?

Nong esperó a que la sirvienta saliera de la habitación después de servir las bebidas que sus nietas habían pedido. Lo que estaba a punto de decir era algo que sólo ellas podrían escuchar y comprender por qué la aparición de Charlotte hacía necesario aclarar las lagunas que quedaban de lo sucedido veinte años atrás.

—Tal vez Love sea demasiado joven para recordarlo, y Marissa ni siquiera había nacido entonces, pero Ize y sobre todo tú, Faye, deben recordar perfectamente lo que ocurrió con nuestra familia más cercana hace veinte años.

Faye se tensó. ¿Cómo iba a olvidarlo, si tenía mejor relación con Engfa que con su propia hermana?

Ize podía ser su hermana de sangre, pero Engfa era sin duda su hermana del corazón. Y no sólo Faye había perdido a su hermana y mejor amiga. Freen, su mejor amiga, también había perdido al amor de su vida, aunque ese amor no era correspondido, ya que Engfa iba a casarse con un hombre. Pero la abogada, en secreto, siempre la había amado, y Faye sospechaba que aún la amaba y que nunca se recuperaría de su pérdida.

—Su muerte fue muy conveniente, ¿verdad, abuela? Todos los viñedos, las tierras al otro lado del lago y las bodegas de Malisorn pasaron a tu poder —Faye no se contuvo cuando alguien mencionó a su prima y a su familia.

—¡Faye! —exclamó Love.

—No vuelvas a insinuar eso —le advirtió su hermana Ize.

—¡Pueden callarse todas, yo sí quiero saber! —aclaró Marissa— Se habla muy poco de ese asunto.

—Además, ¿por qué todos creen que fuimos nosotras? —preguntó Love, también intrigada por el misterio con el que había crecido, sin entender mucho ya que entonces sólo tenía seis años.

—Si todas dejan de hablar, puedo explicarlo —aseguró Nong— Y Faye, yo ni siquiera sabía nada del proceso del vino cuando ocurrió aquello. ¿Crees que si de verdad quisiera las bodegas hubiera contratado a un gerente con conocimientos?

—Siempre te ha gustado el poder —Faye se encogió de hombros y se llevó la taza de café a los labios para dar un sorbo.

—Tengo una empresa farmacéutica reconocida en todo el mundo. ¿Crees que bodegas de los Malisorn, que, aunque rentables, sólo se valoran en nuestro país, me dan más poder que la empresa farmacéutica? —Nong negó— Bueno, vayamos al grano.

Finalmente, la mayor de las Malisorn decidió ignorar a su nieta. Encendió el televisor, que estaba conectado al portátil que tenía frente a ella, sobre la mesa, y abrió una carpeta llamada 'Clasificados'.

—Verán, durante años he guardado todo lo relacionado con nuestros primos, lo sucedido, las pruebas aportadas y la resolución final del caso.

Una fotografía de sus primos apareció en la pantalla, era una de las últimas que se hicieron juntos.

Querida Sugar Mommy | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora