Capítulo 10

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Maratón 1/3

Faye caminaba en dirección al comedor, llevando a Yoko de su mano. Suponía que al ver allí a su ex esposa, Yoko ya sabría que se la encontraría compartiendo mesa con ellas, pero entonces le pasó por la cabeza que tal vez no lo esperaba y debía prepararla antes.

—Yoko... —Faye paró unos metros antes de llegar al salón y dijo su nombre con ese habitual acento tailandés que a ella tanto le estremecía. Y no era que no estuviera acostumbrada a ese acento, su madre, a pesar de los años que llevaba viviendo en los estados unidos, aún conservaba cierto tinte de ese acento en sus palabras, pero en Faye tenía un efecto casi hipnotizante— Wan Viva también estará en la cena. Verás, compartimos la custodia de Sunny medio año cada una, así que ella permanece en esta casa cuando le toca, es al acuerdo que llegamos cuando nos divorciamos. Pero tranquila, estarán también mis tres hermanas, la esposa de mi hermana y también mi sobrino. Solo es por hoy, mañana estaremos de vuelta en casa.

Aunque a Yoko no le gustara tener que compartir la mesa con la ex esposa de Faye, tampoco podría negarse, no quería causarle problemas con su familia, sobre todo con su abuela. Yoko de alguna manera odiaba que tratara de controlar a Faye, nadie debería de controlarla, mucho menos ella misma, por lo que sonrió levemente tras escucharla.

—Tranquila, no pasa nada. Es solo una cena.

Tras escuchar a Yoko y quedarse más tranquila, Faye afirmó el agarre de sus dedos entrelazados con los de ella y caminó hasta llegar al comedor. Por suerte Wan Viva permanecía en la otra punta de la mesa hablando con su hermana, Ize, la que le seguía con apenas un par de años de diferencia, quién era muy amiga de Wan Viva, ya que tenían la misma edad y habían estudiado juntas desde pequeñas.

Faye se acercó a la silla libre que había junto a Love y la retiró indicándole a su supuesta novia que se sentara.

—Amor, te presento a mi hermana Ize, y su esposa Lux —Faye dijo señalando con la mano a una mujer también de cabello negro, como ella. Definitivamente todos en esa familia eran exageradamente pelinegros...— su hija, Grace —aseguró señalando a una adolescente de entre catorce y dieciséis años, luego señaló a la chica que faltaba por presentar que era algo más menor que Love— y ella es mi hermana pequeña, Marissa. A las demás ya las conoces.

Cada una de ellas asintió educadamente saludándola a medida que fue presentado y después de aquello, Faye se sentó al lado de Yoko, observando las dos sillas vacías frente a ellas.

Yoko le sonrió a cada una de ellas a manera de saludo, volvía a sentir como su garganta se cerraba, y se negaba a emitir palabra alguna como le había ocurrido en la piscina cuando conoció a Love.

—Es muy extraño que Freen llegue tarde —Faye notó.

—Perdón, se me pasó el tiempo enseñándole el laberinto a nuestra invitada —Casi como si Faye al nombrarla la hubiera invocado, la abogada y la joven morena entraban en la estancia. Freen hizo los saludos pertinentes y se sentaron frente a ellas, en las dos sillas que quedaban vacías.

Yoko cuestionó a su amiga con la mirada desde su lugar en la mesa, por la sonrisa que Becky tenía en ese momento, sabía que algo había pasado, porque no es que su amiga fuera comúnmente una persona seria, por supuesto que sonreía, pero no de la forma que estaba haciéndolo en ese momento.

Becky sabía que Yoko deseaba saber qué era lo que había ocurrido y ella también se moría por contárselo, pero no era el momento, ambas tendrían que esperar. Al igual que Freen, Becky saludó a todos con la mano antes de sentarse en el asiento que la abogada abría para ella. Aún así, cuando vio a la mujer que se suponía era la ex esposa de la supuesta novia de Yoko, no pudo evitar lanzarle una mala mirada y ser ella quien le pidiera explicaciones a su amiga.

Querida Sugar Mommy | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora