Capítulo final

48 8 13
                                    

—Aaaauuuudreeeeyyyy

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Aaaauuuudreeeeyyyy.


Si se suponía que estaba muerta... ¿Qué eran esas voces que resonaban en mi cabeza?


—Seguramente necesitará un médico.


Tenía las típicas alucinaciones que se padecen antes de morir. Sí, seguro que era eso.


—Tonterías. Yo la veo bien, solo necesita recuperar la conciencia.


Pero se escuchaban demasiado reales.


—Hooolaaaa. Tierra pandémica llamando a Audrey.


Espera... Ese era... ¿Nick?


—Ojalá pronto despierte.


Y la dulce voz de Hikari. Oía las voces de casi todos mis compañeros a menos de un metro de mí. Podría haber sido una posible entrada al cielo, pero ese molesto olor a quemado no concordaba con la imagen que tenía de este.

No fue hasta que mis ojos se abrieron en contra de su voluntad cuando me di cuenta de que, no sabía como, pero seguía viva. Y cuando digo en contra de su voluntad, me refiero a que literalmente subían mis párpados a la fuerza.

—Pero sus ojos se mueven... —el rostro de Jaime me tapó la vista del sol. Me alegró saber que, por ese tono toca narices tan característico, se había recuperado un poco de su pérdida.

—¿Tú eres tonto? No le abras los ojos así —Elinette ya se estaba cabreando. Era maravilloso volver a la rutina.

—Eeeeeoooo despieeeertaaaa.

—Nick, para de hacer eso.

—Mirad —Dylan vio mi cabeza moverse—. ¡Se está despertando!

Hablaron entre sí con júbilo mientras me incorporaba en el pasto. Me costó ubicarme al principio; Ni siquiera entre tanto murmullo, podía asimilar dónde estaba y todo lo que me había pasado. Solo podía clavar mi mirada en ese precioso amanecer.

—¡Audrey...! —exclamó Hikari.

—Como ¿Ya es de día? —inquirí con la lógica en el mundo de los sueños.

—¿Acabas de sobrevivir en un incendio y lo primero que se te viene al coco es si es de día? —Jaime rio de buenas maneras—. Estás como una cabra.

Nick me ayudó a levantarme y recuperé un poco más los sentidos. Me volteé para presenciar mi instituto calcinado. El incendio no estaba tan desorbitado, pero aún se apreciaba el fuego sobrepasar algunas ventanas del edificio, ahora pintado de negro carbón.

Era un alivio estar afuera.

—Oye —Dylan llamó mi atención—. ¿Te encuentras mejor? Has estado inconsciente durante media hora.

Instituto para siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora