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Zero charlaba con la familia Kuran, mientras la joven no dejaba de coquetear.

- Supongo que si ha vuelto antes de su viaje podrá acompáñanos mañana a la cacería - ofrece Haruka

- ¿Cacería? -

- Sí, vamos a cazar zorros -

Zero no dijo nada, toda su vida había sentido lastimas de los animales que morían para la diversión de los humanos, pero bueno aunque no le gustará, no podía negarse, su padre se lo había advertido tiempo atrás, lamentablemente no podía decir que no a todo.

- Será un placer, aunque no soy un buen cazador -

- Sí es ese el problema, mi hija es incluso mejor que su padre - dice Juri

Zero se quedó mirando a la joven que sonrió.

- La ausencia de un hijo varón me hizo querer ir de caza con mi adorada hija - cuenta Haruka

- Me imagino. Debió ser muy duro para ustedes la muerte de su primogénito - dice Zero tanteando el terreno - Disculpe no quise traer tan dolorosos recuerdos -

- Tranquilo, señor Kiryu es un tema ya superado - habla Juri - Nuestra hermosa hija ha llenado ese vacío -

Al día siguiente casi de madrugada comenzó la cacería, Yuuki no se separaba de Zero, quien no tuvo más alternativa que disparar a un pequeño zorrito.

- Es usted increíble, es el primero en matar a uno de esos animales - dice Haruka elogiando al joven que miraba a la pequeña cría desangrandose.

- Fue suerte de principiante  -

Al mediodía pararon para almorzar en una especie de picnic, las señoritas ataviadas en sus vestidos de grandes solanes y encajes apenas podían sentarse en las mantas que los sirvientes instalaron.  Zero no entendía la moda de las damas, era verdad que lucían hermosas, pero también esos atuendos eran estorbosos.  Después del almuerzo las damas comenzaron a retirarse, era la hora en que las señoras y señoritas debían descansar y refrescarse para lo que seguía.  Los más jóvenes se escabulleron a la laguna a disfrutar del agua, otros salieron a cabalgar.  Zero fue uno de esos. Montó en sí caballo marrón y comenzó a recorrer el lugar, sin darse cuenta de la hora, recorrió gran parte de la mansión Kuran o mejor dicho de los extensos terrenos que tenía la mansión, sin darse cuenta se alejó de los demás hasta llegar a lo que parecía ser un viejo granero. Fue cuando los gritos de un joven le llamaron la atención.

- ¡AYUDA! - se podía oír una voz aterrada.

El ruido en el interior parecía de una pelea. Zero intento abrir para descubrir que no se podía una gran cadena de acero y el candado más grande que había visto en su vida impedía que las puertas se abrieran. Intento buscar otra ruta para ingresar y ver que pasaba cuando el gruñidos un zorro le dio una idea de lo que estaba pasando.

Dio con una pequeña abertura de diez por veinte centímetros y pudo ver con sus ojos como un zorro atacaba al joven que había visto tiempo atrás en la biblioteca de los Kuran, su camisa blanca estaba con manchas de sangre y el joven intentaba proteger su rostro con sus brazos.

Sin poder hacer nada por él joven corrió de regreso hasta donde estaba su caballo y sacó el rifle, por aquella ranura posicionó el arma y disparó.  El animal cayó sin vida sobre el joven quien, gritó aún más aterrado.

- ¡Cálmate! Ya estás a salvo - le grita al interior y el joven se quedó petrificado, tal cual como cuando lo habia visto en la biblioteca - Iré por ayuda -

Zero iba de regreso a su caballo cuando se encontró de frente con Kaien Cross, el mayordomo de la familia.

- Por favor ayúdeme, el chico en ese granero necesita ayuda - dice Zero

- Que más me gustaría, pero yo no puedo ayudarle. Quizás usted si pueda - dice el hombre

- Hay que sacarlo de allí, esta herido -

Kaien al ver la desesperación en los ojos del peliplateado, se apresuró a llegar a ver a Kaname. Intento verlo, pero no había rastro del joven, solo se veía al zorro muerto y mucha sangre.

- Señorito Kaname ¿Dónde está? - susurro el hombre

- ¡Esta allí frente a usted! -

Kaien le dio espacio al peliplateado para que viera que no había nadie.

- No estoy loco.  Sé lo que vi -

- No he dicho que este loco -

Zero lo miró con incredubilidad, ese hombre estaba consciente de que ese jovencito estaba encerrado en ese lugar y no había pedido ayuda para sacarlo de allí.

- ¿Qué clase de monstruos son los Kuran? -

- Los peores del mundo - responde el hombre

- ¿Quién es ese joven? - pregunta tomando al mayordomo del cuello de su traje

- El más grande secreto de esta podrida familia - responde con lágrimas en sus ojos.

En ese momento Zero recordó las palabras de su madre, ese jovencito era el primogénito de la familia, un joven que seguramente solo había nacido para sufrir.

- Discúlpeme - dice Zero soltando al hombre - Pero tenemos que sacar al joven Kaname de allí-

- Por el costado hay algunas maderas roidas por el tiempo -

Zero corrió en dirección a donde el hombre le había indicado y efectivamente habían maderas astilladas, con una sola patada se abrió camino, e ingreso seguido por Kaien. Al entrar tuvieron que esperar a que sus ojos se adaptarán a la oscuridad. El olor les abofeteó el rostro. Se adentraron en el lugar para encontrar al muchacho tirado en el suelo e inconsciente.

- ¡Señorito! - gritó Kaien al verlo en tan mal estado, lo tomó entre sus brazos para comprobar si seguía con vida - Gracias a Dios aún respira -

- Necesita un doctor -

- Señor Kiryu, ningún doctor atiende niños omega -

- Pero... -

- Ninguno se arriesgaría a perderlo todo por ayudarlo -

Zero lo miró incrédulo, pero luego de respirar profundamente entendió que el hombre tenía razón. Le llamó la atención como el hombre mayor parecía saber que hacer.

- No es la primera vez que esta herido, incluso ese zorro fue más piadoso con él que los señores -

- ¿Cómo pueden ver a su hijo sufrir y no sentir nada? -

- Eso mismo me he preguntado todos estos años -

UN PRÍNCIPE MUY AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora