8

59 10 3
                                    

Tal como dijera el padre de Zero, sacar a Kaname de su prisión sería casi imposible. Nadie sabía cómo pero Haruka se había enterado de que alguien sabía de su existencia y mandó a que Kaname fuera trasladado nuevamente a la mansión, esta vez le asignaron el cuarto continuo al de los dueños de casa. Kaname quedo sorprendido al ver el hermoso lugar, pero toda su felicidad se desmoronó cuando pusieron en su cuello un grueso collar de acero  el cual estaba fuertemente atado a las bigas de la casa.

Con estos nuevos sucesos Zero no podría ver a Kaname, y lo peor es que tampoco Kaien a quien le fue prohibido el acceso a los dormitorios del segundo nivel de la mansión.

- Señor, el joven debe de necesitar comida y agua. Se lo suplicó déjeme entrar a verlo - dice el hombre de rodillas frente a su señor - Sí no lo alimenta el joven perecerá -

- Qué importa si eso sucede. Sería un problema menos para nosotros - responde el hombre sin darle importancia a su sirviente

- No puede estar hablando enserio. Acaso olvida la promesa que le hizo al joven Rido en su lecho de muerte -

- ¡¡¡CALLATE!!! - Grita alterado arrojando los documentos que tenia en sus manos - ¡Sabes que esta prohibido hablar de él en mi presencia! -

- Esta bien, le ofrezco disculpas, pero las promesas los hombres las honran, al menos eso decía su padre - dice el mayordomo saliendo del estudio

Haruka odiaba escuchar ese nombre, el nombre del omega que había jugado con sus sentimientos y por el cual casi abandona todo. Y que cruel era la vida al castigarlo con un hijo con esa maldita condición.

Tres horas después Kaien era autorizado a ingresar a la habitación. Kaname llevaba tres días encerrado sin comida y agua. El rubio lo encontró tendido en la cama, el joven tenía indicios de haber llorado por horas, quizás días. Su cuerpo estaba frío, el metal alrededor de su cuello le había provocado una reacción alérgica.

- Joven Kaname - le decía dulcemente Kaien - Despierte, le traje comida - pero el jovencito no despertaba - No me haga esto, señorito -

Cross meció con mayor fuerza al joven, este reaccionó, pero la falta de alimentación y la deshidratación lo tenían como perdido.

- Mamá, papá no me dejen - decía completamente confundido entre la realidad y sus sueños.

- Tranquilo, señorito. Nadie lo abandonará - dice el hombre abrazándolo y besando la coronilla del castaño.

Haruka los observaba desde el dintel.

- Señor, el collar, le lástima, por favor, tenga piedad de él -

Haruka no quería acercarse a ese joven, lo odiaba era un sucio omega, era su mayor vergüenza, pero al ver la blanca piel del chico enrojecida su tirano corazón se compadeció del joven. Se acercó y abrió la pesada cerradura. Al estar cerca de Kaname pudo apreciar el rostro de su hijo, ese rostro tan similar al propio, esos cabellos castaños, y el color de sus ojos, pero apesar de todo ello, la forma de mirar, y como temblaba ante su presencia le recordaba que no eran iguales, que él era un ser superior y Kaname un inmundo omega.

Zero tomaba desayuno con sus padres cuando Hana llegó al comedor,  el joven no había salido de su habitación desde que había sufrido su segundo celo y mucho menos había visto a Zero. El rubio estaba rojo de la vergüenza, pero necesitaba disculparse con Zero, aunque no se atrevía a hacerlo a solas como lo había hecho con los padres del peliplateado.

Zero le miró tranquilamente, imaginaba las palabras que el jovencito quería decir, pero no lo iba a presionar.  Hanabusa sentía que su corazón iba a estallar y estaba a punto de llorar cuando el padre de Zero le tomó una de sus manos.

- Hijo, no tengas temor ni vergüenza aquí nadie te juzga -

- Es verdad, nadie te juzga, porque en este poco tiempo te hemos conocido, sabemos que eres un excelente muchacho - dice la madre

Zero se puso de pie y se acercó a Hana, quien retrocedió. Pero Zero fue más rápido y lo abrazó con fuerza.

- Hanabusa, no pienses cosas innecesarias, eres de nuestra familia, y no importa lo que pasó, yo entiendo que no quisiste hacer nada de lo que hiciste -

- Perdón, no quise actuar de esa manera, me avergüenzo... quizás mi padre tiene razón y... -

- ¡No! Ese hombre se equivoca, date cuenta que todo el mundo está mal, no eres menos persona que ellos, al contrario eres un milagro de la naturaleza, tienes capacidades que los demás hombres no tenemos -

- ¿Y cual es esa? -

- Tienes la capacidad de hacer familia - y tocando levemente el abdomen de Hana - Puedes traer vida a este mundo, puedes crear tu propia familia -

Hana lo miró a los ojos sorprendido, jamás se había planteado esa posibilidad, de poder engendrar vida, verlo crecer y cuidar de él.

- Cree usted que alguien este dispuesto a ser mi familia -

- Por supuesto, quizás no sea un señor terrateniente, puesto que en su mayoría son unos hipócritas, pero estoy seguro que en este mundo encontraras un hombre de nobles sentimientos que sea capaz de apreciar el que eres en realidad -

Hana sonrió, él también quería que Zero encontrara a la persona adecuada para él. 

En casa de los Kuran, Juri se enteraba por boca de la ama de llaves de su casa, que Kaname había sido liberado de las cadenas y que ahora incluso Cross podía verlo una vez al día.  La mujer molesta se dirigió hasta el cuarto del chico.

Kaname vio que la puerta se abría y se sorprendió de ver a su madre, pero lejos de alegrarse se estremeció del terror cuando vio una fusta en sus manos.

- Eres la peor desgracia de esta familia y no me arriesgare a que el blando de tu padre te termine dando la libertad -

- Ma...madre prometo no salir de la habitación, por favor no me lastime -

- Y tú, acaso no lastimaste mi corazón con tu existencia -

Luego de eso las palabras sobraban Juri le demostró su odio a Kaname, marcando cada centímetro de su piel.

UN PRÍNCIPE MUY AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora