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Zero y Kaien se mantenían en contacto continuamente, por lo que si bien el peliplateado no podía ver a Kaname, si estaba al tanto de él.

Saber que las heridas del joven estaban mejorando le alegraba, pero el no saber como sacarlo de ese infierno lo volvía a deprimir.

Estaba absorto en sus pensamientos cuando Hana tocó a la puerta de su estudio.

- ¿Necesita algo, joven Hanabusa? - pregunta con la mayor cortesía

- Disculpe que le moleste, pero quisiera pedirle algo - dice el jovencito con sus mejillas llenas de rubor

Zero se quedó mirando al joven que no decía nada, pero que si le dedicaba una mirada penetrante, además podía percibir un aroma dulzón que emanaba del rubio.

- Quisiera que me ayudara a embarcar... -

- ¿Embarcar? - pregunta Zero sin entender mucho, pues bien sabia que el muchacho no contaba con nadie más que ellos - Sí necesita mi ayuda, lo haré, pero podría decirme ¿Dónde desea ir? -

- A la... a la región olvidada - dice el joven con sus ojos brillantes por las lágrimas

- No entiendo, ese lugar dicen que es el infierno en la tierra, es una zona llena de los peores criminales. ¿Por qué alguien como  usted querría ir allá? -

- Estoy muy agradecido con usted y su familia, no quiero que me  termine odiando -

- Jamás le odiaría. ¿De dónde saca esas ideas? -

- Escuche que lo expulsaron del club de caballeros. Y fue por mi causa. No quiero que la familia Kiryu tenga problemas por ayudarme. Además... -

Zero se acercó al jovencito. Y limpio las lágrimas de este con sus dedos, fue en ese instante que Hana se puso de puntitas de pie y torpemente besó los labios de Zero, que se quedó inmóvil ante la sorpresa.  Una vez que el peliplateado salió de su estupor separó al joven tomándolo de los hombros y alejándolo de su cuerpo.

- Lo siento, pero yo...yo no puedo dejar de sentir esto por usted - lloraba Hana - Por favor, mándame lejos, no quiero manchar su honra con mi pecaminosa presencia -

Zero no sabía que hacer, ese jovencito emanaba a cada instante un aroma más y más intenso. 

Los padres de Zero acababan de volver a la mansión cuando el fuerte aroma de Hana los alertó.

- Querida, ve a ver a ese muchacho - dice el hombre tapando su nariz con un pañuelo

- Voy enseguida, pero tú por favor ve al jardín -

- No te preocupes, no haré un desastre, es solo un niño -

La mujer agradecía que su esposo fuera tan amable,  el hombre era un alfa de más de cincuenta años y siempre fue muy respetuoso con todos los omegas, quizás por eso ella lo amaba cada día más.  En pocos minutos dio con Hana, el chico estaba con Zero, quien intentaba en vano ayudar al joven en su segundo celo desde que había descubierto que era un omega.

- Madre, ayúdame.  Esta fuera de si - dice el peliplateado intentado que el rubio mantuviera sus ropas puestas

- Debes calmarlo con tu aroma - dice la mujer algo asustada al ver que su hijo estaba más desnudo que vestido - Sí ya lo hiciste tuyo será más fácil -

- Madre, no. Yo no le haría algo así al joven Hanabusa -

- Pero estas prácticamente desnudo  -

- Le prometo, madre, que no he sido yo -

La mujer se acercó a Hana, quien en cuanto la mujer le tocó, le gruñó como su fuera una especie de animal salvaje, pero ella no se intimidó al contrario sacó más fuerza de la habitual.

- Zero, aléjate de esta habitación, dile a las mucamas que preparen una bañera helada -

- Sí -

Zero salió como pudo, mientras su madre se hacía cargo del joven, que después de dar la pelea por ir a los brazos de Zero, se rindió y dos horas después dormía agotadisimo en su cama.

Zero y su padre estaba en uno de los salones cuando entró la señora de la casa.

- Madre, ¿Cómo está el joven? -

- Finalmente se ha dormido - responde agotada cayendo al sofá - Fue un celo muy potente, creo que dormirá por un par de días  -

- ¿Celo? - dice preocupado el esposo

- Madre, pero si tuvo un celo hace casi un mes, es imposible que tenga otro tan pronto -

- Hijo, Hana se manifestó como omega a los diecinueve años, no en la infancia como suele ser, para él será más duro que para los demás -

- Entonces, debemos tener un extremo cuidado - dice el padre - No podemos permitir que alguien lo lastime o se aproveche de él  -

- Hana quiere partir a la región olvidada - cuenta Zero

- Eso es un suicidio - dice la madre

- No. Hana es un hijo más de esta familia - decreta el padre

- Lo sé  - dice Zero - Gracias padre, sé que en un comienzo usted no estaba convencido de traerlo a vivir aquí, pero... -

- Tenía miedo por lo que hoy paso, pero no puedo evitar sentir un profundo cariño por un jovencito tan dulce y amable como él - y acercándose a su hijo - Yo al igual que tú madre, también tuve un familiar omega varón, y si en ese momento no hubiera sido un niño, mi primo jamás habría sido enviado a la región olvidada -

Zero miró a su padre sorprendido, no sabía esa historia. Ahora entendía porque su padre jamás regaño a su madre cuando ella defendía a los pobres omegas, quizás por eso se amaban tanto, porque ambos sufrían por lo mismo, el no poder haber ayudado a los que querían tanto.

Animado por lo que había escuchado de su padre y el siempre apoyo incondicional de su madre, el joven se atrevió a hablar nuevamente.

- Padre, hay otro joven que quiero ayudar -

- ¿Otro muchacho? - cuestiona su padre, no en forma negativa, sino más bien sorprendido de que hubiera otro siendo que eran muy escasos

- Sí, su nombre es Kaname y es el primogénito de la familia Kuran -

- ¿Los Kuran tiene otro hijo? -

- Sí, padre. Un joven de dieciocho años, que vive un infierno en ese lugar,  lo han tenido oculto del mundo por más de quince años, cuando mintieron diciendo que había muerto -

- ¿Y como crees que podrás sacarlo de esa mansión, porque si lo han ocultado por tantos años, es imposible que entres por la puerta principal lo tomes de la mano y salgas con él -

- Lo sé,  padre. Pero he de encontrar la forma -

UN PRÍNCIPE MUY AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora