CAPÍTULO 17

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—Vaya, eso luce precioso, Penélope —dijo Dorothea, sonriendo desde atrás de Penélope, que estaba sentada frente a su tocador. Había insistido en que Penélope la dejara peinarse para el baile y acababa de tejer algunas flores de su jardín en la corona de cabello trenzado que rodeaba su cabeza como toque final. El resto de su cabello caía en cascada por su espalda en rizos largos y brillantes—. Ahora, siéntate ahí mientras te traigo una sorpresa —le indicó Dorothea con una palmadita en los hombros.

—¿Una sorpresa? Dorothea, no deberías haberte molestado—protestó Penélope.

Dorothea se dio la vuelta en la puerta "Tonterías, ¿cuándo voy a consentirte, querida niña? Volveré en breve".

Penélope respiró profundamente y soltó el aire mientras se miraba en el espejo. Sus ojos azules brillaban, sus pecas estaban un poco más pronunciadas por haber estado al sol los últimos meses, pero Anthony había dicho que solo añadían belleza a su rostro. Pasó la mano izquierda sobre la cicatriz de su rostro. Si bien no había sido el feo rojo que había permanecido durante meses desde hacía bastante tiempo, no era algo que pudiera ocultar. Y, sin embargo, la forma en que la gente del pueblo había reaccionado o no a sus cicatrices ayer le dio la esperanza de que había gente en este mundo además de Dorothea y Anthony que podía ver más allá de sus cicatrices. No sabía si alguna vez sentiría que podría mezclarse con miembros de la alta sociedad alguna vez, pero tal vez con el tiempo su coraje aumentaría, tal como lo había hecho durante su tiempo en este pueblo y con el apoyo de aquellos a quienes amaba. Los ojos de Penélope se movieron de su reflejo al de Dorothea entrando por su puerta sosteniendo un hermoso vestido verde salvia en sus brazos.

—¡Dorothea! —jadeó—. Es hermoso. ¿De dónde salió?

Dorothea sonrió y lo colocó sobre la cama de Penélope mientras Penélope se giraba para mirarla "He estado trabajando en ello en secreto durante algunas semanas. Al principio pensé que podría ser lo que usarías cuando te reúnas con los Bridgerton, pero ahora creo que también servirá como tu vestido para el baile de esta noche".

—Debo estar viviendo mi propio cuento de hadas —confesó Penélope—. Tengo un príncipe encantador esperando para acompañarme a un baile y ahora tienes este hermoso vestido para mí. Me siento un poco abrumada y no del todo merecida... —se quedó en silencio, insegura.

Dorothea se inclinó y le dio a Penélope un suave abrazo por los hombros "No te atrevas a empezar con eso, jovencita. No se trata de merecer ni ganar nada. Me entristece que hayas crecido pensando que así era como funcionaba el amor. Eres un encanto, Penélope Featherington. Te amo como si fueras mía y nunca he visto tanto amor en el rostro de un hombre como veo en el de Anthony cuando te mira. Así que saca esas nociones tontas de tu cabeza y recibe el amor que te dan con la misma libertad con la que das amor".

Los ojos de Dorothea y Penélope brillaron con lágrimas. —Lo haré, Dorothea. Gracias —susurró Penélope. Se secó los ojos con su pañuelo y luego se lo pasó a Dorothea, quien lo tomó con una risita para secarse los ojos.

Anthony estaba al pie de las escaleras, apoyado contra la pared y leyendo un libro de poesía mientras esperaba que Penélope y Dorothea descendieran. Oyó un carraspeo y levantó la vista para ver a Dorothea bajando con un vestido azul oscuro y guantes color marfil hasta los codos, el pelo gris recogido en lo alto de la cabeza en un sencillo moño y una gran sonrisa dirigida a él.

—¡Dorothea, estás absolutamente preciosa! —exclamó Anthony con una amplia sonrisa. Ella llegó al final de las escaleras y él le hizo una reverencia, luego tomó su mano y le dio un beso con un gesto de asentimiento.

—Oh, Anthony, eres encantador —Dorothea le hizo un gesto con la mano y se rió antes de ir a pararse a su lado, de cara a la escalera—. Espera a ver a tu prometida —sonrió en secreto, lo que hizo que Anthony arqueara las cejas.

Cicatrices (anthony bridgerton)  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora