Capítulo 13: Un Regalo Especial

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Me desperté sintiendo la mirada de alguien que invadía mi espacio personal sin autorización. Giré mi rostro mientras mantenía a Shadow en mis brazos y al ver aquellos ojos grisáceos mirarme con intensidad grité asustada.

¡Kristin vas a matarme de un susto! ¡No hagas eso!

Mi amiga no solo se rió de mí por asustarme si no que se tiró sobre mí para abrazarme y llenarme de besos. No sabía el motivo pero desde hacía varios días cuando se enteró que Peter y yo nos volvimos a encontrar se había quedado muy pegada a mi.

Felicidades bobita – Susurró y besó mi mejilla

¿Felicidades? ¿Qué? Pero si para mi cumpleaños aun...

Hoy es veintitrés... Hoy es tu cumpleaños tonta – Me interrumpe y ríe con suavidad

Me levanté y miré mi teléfono y era cierto. Los días habían pasado volando. Entre que salía cada día con Peter a pasear o montar a caballo y regresaba prácticamente para dormir... No me había dado cuenta de que el tiempo pasaba tan rápido.

Yo..

Tu debes vestirte e ir al pueblo... Avisale a tu novio que hoy es tu cumpleaños, estoy segura que le hace especial ilusión saber que dejas de ser menor – Rie con lascivia

Idiota... A él eso le da igual... Se preocupa más porque yo me sienta entretenida y alegre – Digo algo tímida y con la voz que casi ni salía de mis labios

Si si, lo que digas – Ríe suavemente

Suspiro con suavidad al escucharla burlarse de mí y camino al vestidor para ponerme algún modelito. Aunque en verdad no sabía qué ponerme. Los vestidos cada vez parecían más medievales y con Peter diciéndome princesa a cada segundo ya mi cabeza olvidaba lo que era un día normal.

Deberías ponerte el vestido negro ya... Luce tu cuerpo y a parte hoy es la ceremonia, y con Peter eres capaz de llegar tarde, mejor que ya estes preparada – Dice mientras se apoya en la puerta suavemente

Vi el vestido negro y luego a mi amiga. Tenía parte de razón pero no sabía si ir de negro sería lo mejor para una cita. Era algo... Siniestro ¿no?

Negué suavemente para mi misma evitando las mil preguntas que esporádicamente invadian mi mente y comencé a vestirme mientras pensaba en Peter. En estos días era lo único que rondaba por mi cabeza.

Bueno, Peter y los mil encontronazos que tuve con Declan en las mañanas o las noches. Cada que me lo encontraba me empujaba al pasar por mi lado o me gruñía molesto. Si no conociera ese carácter podrido que tenía pensaría que estaba poseído por un demonio amargado.

Tras vestirme bajé a desayunar y recibí felicitaciones de toda la familia. Sorprendentemente hasta Clarise me felicitó, y con una sonrisa. Algo forzada pero... Bueno. Mejor que mandarme a paseo o tratar de asesinarme con la mirada... Era.

Vi a todos notando la ausencia de Declan. No era de extrañar que cada día me odiara más. Pero ya había perdido la paciencia con él. Nunca le hice nada para que me odiara y ahora encima me trataba peor que una mosca.

Suspiré con suavidad y me senté a desayunar con la familia para luego bajar al pueblo. No encontré a Peter junto a su tía ni tampoco en nuestro lugar así que no me quedó más remedio que volver al castillo dejándole el recado a Rosa, la tía de Peter de que le diga que está invitado al castillo en la noche por la celebración de mi cumpleaños.

De paseo hacia el castillo, mientras miraba las piedras del sendero y jugaba con ellas golpeándolas suavemente con el pie escuché unos gruñidos y quejidos de dolor. Confundida por escuchar aquellos quejidos que con anterioridad no escuché me detuve y admiré mi alrededor. Tras mirar en diferentes direcciones decidí acercarme y adentrarme un poco en el bosque que rodeaba el sendero.

Invierno Eterno: El Reino HeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora