Inmortalidad= Creación

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En un basto universo, donde cada constelación era dueño de su propio mundo, una enigmática y a la vez conocida criatura estaba dando su última batalla antes de sucumbir al sueño eterno. Este ser conocido como Dragneo Volcanus, una serpiente con la capacidad de matar con fuego azul a todo aquel que se enfrentará. Su fuerza descomunal era tal que podría destruir planetas y usaba la levitación para dominar aquellos seres inferiores.

Pero todo ser casi divino tiene al tiempo en su mirá y este no perdona, Dragneo ya estaba en su últimas horas. Luego de haber enfrentando a otro ser más fuerte que ella vago por el universo derramando sus sangre en cascada y cuando no pudo más, cerca de una fuente de luz que no pudo ver, se enrollo para dejarse llevar por los escasos ruidos de un universo ya conocido pero con cambios constantes.

La muerte de un Dragneo puede llevar a grandes sucesos, cuánto más fuerte fue la serpiente, más feroz y batallante será el mundo que su cuerpo creará. Sus elementos surgirán, chocarán en constante lucha de dominio, ningún ser inferior podrá vivir en esas condiciones. Por muchos tiempo, el planeta que dejó Vulcanus tras su muerte, fue utilizado como un desafío para los amantes del peligro, Draqueas, invasores, oscuros e incluso seres de otros universos, visitaron este planeta con el afán de poder quedarse lo y hacerse su dominio pero ninguno pudo domarla.

El planeta devastación le quedaba poco tiempo antés de que explotará por su propia fuerza indomable, si esto llegaba a ocurrir, provocaría un efecto en cadena con los demás planetas, causando el llamado de un ser mucho más peligroso y temido..Gularos, el devorador fantasma

Ante tales condiciones, las doces constelaciones a su alrededor tomaron cartas en el asunto. La reunión dio lugar en el salón de tronos para debatir quien tomaría el control, pero ninguno estaba seguro de sus capacidades, hasta que de imprevisto, apareció en escena la constelación más misteriosa en aquellos tiempos... Ofiuco, con su mirada analítica, analizo a cada integrante, sus pasos eran silenciosos y los movimientos que creaba producía un diseño, frío y amenazador.

Al llegar al trono donde aguardaba su constelación, se sentó y aguardo silencio por unos largos minutos. En su mano derecha daba leves movimiento a su lanza mientras miraba de forma intesa, con pupilas afiladas, al planeta. De repente y sin que nadie lo esperara, apunto su arma al centro y de él salió una enorme serpiente y enrollo su cuerpo al rededor de la planeta en miniatura para luego inyectar su veneno dejando en claro que él lo tomaría bajo su tutela.

- ¿Estás seguro de tu decisión?, eres una constelación reciente a comparación de nosotros y aún debes explorar tus capacidades.. - Le dijo la cuarta constelación, escorpio.

-.... ,si dejará que ustedes, las constelaciones superiores, tomarán su domino, está pequeña serpiente, no podría mostrar su máximo esplendor y moriría- Dijo con su tono serio pero con toque de sarcasmos, haciendo que varios de los presentes se enojaran. - No dejaré que ese suceso ocurra otra vez - Dijo por última vez antes de desaparecer en un manto de escamas azuladas con verde.

Al marcharse, varios de los que estaban en el lugar lo hicieron después, uno a uno se hiban marchando, hasta que en el lugar quedaron solamente Sagitario y Tauro.

- El nunca nos perdonará lo ocurrido..¿Verdad?- pregunto Sagitario, a lado de su amante, ella se acercó a una ventana donde se podía ver aquel planeta que ahora tiene dueño .

- Es lo más seguro, su ascensión a un poder que rompe los límites de una constelación menor fue a través de una gran pérdida..- se giró viéndolo con ojos tan fríos como el universo que les brinda su lugar - Y nosotros somos los principales causantes-.

Tras esa charla, Tauro dejo el lugar y la constelación cercana al sol permanecido expectante de la tierra, ajeno a los diferentes sucesos que ocurriría en aquel lugar, en varios milenios mas tarde.

La constelación perteneciente a la serpiente se encontraba meditando, mientras la serpiente de su bastón de a poco rodeaba el planeta, para luego apretarla e inyectarle su veneno, de esta manera, abserveria su bastón poder destructivo y evitaría su destrucción, pero había un problema, el poder parecía que no tenía fin, por más que absorbiera, no llegaba a un límite. Al no llegar a algún resultado no tuvo otra opción más que buscar la fuente de done provenía aquella energía.

Caminando a la par de feroces tornados, esquivando rayos de gran inmensidad y sorteando piedras envueltas de fuego y lava. En primera persona pudo experimentar la tierra habitada por la muerte, un páramo donde solo los más insensatos se atreverían a cruzar. Se maravillo pero a la vez tuvo que mantener la guardia alta, un mínimo error y podría resultar gravemente herido, por má que tratará de ignorar la advertencia que le dió Escorpio, no le quitaba la razón..

Cruzando aquel vasto valle lleno de peligro, pudo encontrar la fuente de energía, antes sus ojos, se elevaba lo que alguna vez fue el corazón de la criatura más temible de aquel universo. Se encontraba fosilizado por el pasar de las décadas pero en su interior se hayan signos de vida.. un pequeño latido que luchaba por ser escuchado en quel caotico lugar. Al principio dudaba de su audición pero al colocar su mano lo sintió.. había una criatura viva en su interior.

Pero no había tiempo para preguntarse cómo pudo ocurrir aquel suceso, podia presentirlo, la tierra le quedaba pocos minutos y si no lograba canalizar toda esa energía, no solo correría peligro aquella criatura recién descubierta, sino también todo ser vivo a su alrededor. Tenía una sola opción a su alcance,pero el riesgo que correría era demasiado. Sumergido en su lucha interna en si rendirse o seguir adelante escucho un pequeño rugido, muy leve, tan sutil que podía camuflarse con una falsa ilusión, pero al escucharlo otra vez, de manera más clara, supo de dónde provenía. Miro aquel fragmento fosilizado, apoyo su mano rodeada de un aura de energía e hizo levitar el fragmento.

- Te prometo, por mí estigma, que te salvare junto a esta tierra que dejó tu madre - Transformo su cuerpo en una enorme serpiente con cola de escorpión que al final terminaba con un aguijón y su cabeza termino siendo una mezcla entre lobo y dragón. A su alrededor, se mostraba una batalla de sus poderes, el fuego y agua, mostrando el poco control que tiene sobre ellos, pero no había tiempo de pensarlo, ante la presión del tiempo, rodeo con su aura toda la tierra y empezó a absorber la energía en su corazón.

Poco a poco la energía iba disminuyendo dentro del planeta y el peligro pareciera que iba a pasar, pero su corazón pedía a gritos que parará, si seguía absorbiendo más de lo wye podía soportar, todo su cuerpo estallaría y moriría, si fuera un ser racional, cómo le gustaba presumir en su sarcasmo, lo dejaría tal como estaba, sin embargo aquel mismo corazón insistía en seguir adelante. En el fondo no sabía el por que llegaba tan lejos, había algo que le impedía dejar aquella batalla de resistencia, una sola palabra se plasmaba en su subconsciente y mente: Resistir

En medio de su cegada visión, apareció una silueta borrosa que a los pocos segundos se metió en su corazón haciéndolo mucho más resistente y permitiendo finalmente ganar aquella guerra desgastante.

Todo había terminado, la calma tomo su lugar en aquella devastada pero ahora tranquila tierra, el silencio reinó al igual que la oscuridad. Ofiuco volvió a su forma humanoide y al dirigir su mirada hacia el fragmento, este estaba destrozado. Por un momento la desesperación invadió su alma, tenía lo peor hasta que lo pudo sentir, en su corazón llacia un calor reconfortante.

- Reconstruire este planeta y haré todo lo que esté en mí alcance para mantener tu legado vivo al igual que tu hijo.. que el sueño eterno libere todo rastro de sufrimiento.-

- Hace mucho tiempo que me encargué de que eso sucediera, pero me sorprende que entre todos los seres insensatos y crédulos, vos fuera quien estuvo al borde la muerte.

Entre las sombras del páramo, un ser cubierto por una túnica hace acto de presencia, emanando un aura más fría que el universo mismo, con una voz áspera por su tiempo sin usó pero a la vez tranquila llama su atención.

Por más que haya pasado los milenios, nunca podría olvidar aquella voz fría y sarcástica. Giro de golpe su cuerpo adolorido y ahí pudo verla, aquel espectro intangible que se hacía ver gracia a la túnica que llevaba.

- Mí señora Jaríxi - Se arrodillo de manera apropiada con la cabeza agachada, solo podía significar una cosa que ella estuviera en ese lugar.

- Por lo que veo, una vez más, has podido evitar que llevara tu preciosa luz, querido Sephiron.

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