Flores En Aceite | Murder Drones

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—¡Tienes que creerme papá!—Se encontraba Uzi insistiendole a su padre de que lo que ella vivió fue real, debido a que se veía en la obligación contarle a su progenitor lo que pasaba en las afueras cuando esta iba en práctica de cacería. —¡Por una vez en tu vida, tienes que creerme! ¡Thad estuvo ahí, él también lo vivió, puedes preguntarle a él!

—Cariño...Los Drones de desmontaje mataron a tu madre, la mujer que amé por mucho tiempo hasta tener una hija, queríamos ser una familia feliz hasta que ellos la hundieron en un terrible sufrimiento y nos separaron ¿Cómo podría pensar que un Murder Dron te dió la oportunidad de vivir solo porque sí? Tenía que haber una trampa si es así...¿Te siguieron?

—¡No pero digo la verdad! De hecho llegó una dron más y él nos cubrió para que no nos descubriera y nos matara. Puedes hablar con el padre de Thad si quieres. Ya me cansé de insistirte.—Ella se fue refunfuñando a su habitación cerrando la puerta de forma brusca hasta ir pataleando y acostarse en su cama estresada, rechinando sus dientes estando aún molesta.

Se mantuvo en su lugar por un rato pensando en planes para nuevos prototipos de armas más avanzadas para la defensa necesaria, se mantuvo por varias horas haciendo modelos de estos con diferentes funciones, esta ya poseía lo que se le hace llamar Solver de la estructura absoluta, solo que lo mantenía en secreto ya que no quería problemas porque esto no era nada común y ella lo sabía, estaba hundida en sus pensamientos hasta que un impulso la llevó a terminar con todo esto, esperó a que fuera la noche y su padre se fuera de casa con sus amigos del trabajo para jugar cartas y charlar como siempre lo hacía.

Ahora que estaba sola en casa, pudo sin problemas abrir la puerta que su padre le prohibía adentrarse por su salud mental titulada « Cosas espeluznantes de Nori » a ella le parecía un poco raro que siempre mencionara a su madre como un ángel caído del cielo pero que mantuviera está habitación con dicho nombre. Estaba con un poco de miedo ya que nunca se atrevió a hacer algo como esto, pero ya era hora y dudaba de que Khan se lo mostrara por voluntad propia.

Encendió la bombilla del cuarto para darse cuenta de que habían varias cajas pequeñas y viejas como los objetos que se presentaban en las repisas pero sinceramente lo que más le llamó la atención fueron los dibujos colgados de la pared, Murder drones, escenas tétricas y símbolos del solucionador absoluto. Esto le respondió una que otra duda, tomó unas fotografías que estaban cerca y despegadas de la pared para observar que eran de ellos dos y campistas en una cabaña que ya conocía por viajes escolares.

Por lo que asumió que para tener más respuestas debería de ir hacia allá de alguna manera, salió de aquel cuarto después de tomar algunos dibujos y fotografías que le servirían después, se fijó en una de las mesas de su casa y vió que está vez su progenitor dejó su chaleco diario, se acercó y observó como un pequeño brillo resplandecía en uno de sus bolsillos, por pura curiosidad metió su mano para sacar un collar brillante con el número 002 en él, justamente el que tenia el identificativo de su madre.

Repentinamente ella empezó a sentir hambre, no sabía de qué, solo que tenía un vacío en su estómago que podría llenar con comida. Pensó que solo era un antojo, así que lo ignoró y se preparó para huir de casa para una expedición.

Dejó todo como estaba para que su papá no se diera cuenta de que estuvo ahí con la excepción de que se llevaría el collar.

—¿Sucede algo J?—Preguntaba el masculino acercándose a su jefa con cuidado de no hacer que se moleste, está se mostraba mirando detrás a una cabaña en completa oscuridad siendo alumbrada por la poca luz de saturno, la luna y las estrellas, los tres drones sintieron ese viento frio pasar por sus metálicos cuerpos arropados por sus trajes que ahora estaban llenos de nieve debido a que se sentaron en el suelo.