always been you | eli moskowitz (hawk)

twenty-five - miyagi-do

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twenty-four
miyagi-do

Bobellon odiaba cientos de cosas cosas: el cabello sucio, el olor a basura, el resfriado, la sopa, el olor a fritura... Pero, por sobre todo, ella odiaba la escuela (además de a Pedro).

Aquella media mañana los pasillos estaban casi vacíos; algunos alumnos continuaban en clases, mientras que ella gozaba de un periodo libre. Sin nada de hambre en el estómago, decidió caminar en búsqueda de Noah. Lo había visto temprano por la mañana, a lo lejos, empero, se le había echo raro que el chico no se acercara a saludarla.

Girando por pasillos, esquivando personas y buscando con la mirada a Miller, pasó los siguientes cinco minutos. Casi a punto de rendirse, divisó a lo lejos la espalda del chico, quien estaba acomodando un par de cosas en su casillero. Más aliviada, se le acercó, tocando su hombro para que se diera vuelta.

Más, en vez de sonreírle, Isabella soltó un jadeo. Noah tenía un gran moretón en la frente, justo arriba de la ceja izquierda, y el labio partido.

—¿Qué te pasó?— preguntó ella, frunciendo el ceño.

Miller chasqueó la lengua.

—Pregúntale a tu novio— respondió, tajante, dándose media vuelta para cerrar su casillero.

La respuesta descolocó a la rubia.

—¿A Hawk?— cuestionó, sin entender.—Él no es más mi novio— le recordó, cruzando los brazos a la altura de su pecho.

—Pues parece que no lo tiene claro.

Al instante unió cabos: Moskowitz había sido el responsable.

—¿Qué?— balbuceó, sin poder procesar la información.— ¿Cuando te hizo esto? ¿Por qué?

Parecía que cada palabra que decía, lo único que lograba era hacer enojar aún más a Noah.

—Me dijo que no sea una perra y me mantenga alejado de ti. Vaya novio, eh.

El tono crudo con el que el muchacho le habló terminó por molestarla. Dispuesta a responder, abrió la boca, sin embargo, Noah fue más rápido en irse, caminando a paso rápido a Dios sabrá dónde.

Bobellon soltó una blasfemia, totalmente furiosa. Hawk había golpeado a Noah, ¡sin una maldita buena razón! Y Miller culpaba a la chica, ¡sin que ella tenga nada que ver!

Apretó los puños, tratando de regular su respiración. Sin embargo, aquello no funcionó, ya que no logró evitar darle un golpe a los casilleros, lo que atrajo miradas.

Luego de decirles que se metan en sus asuntos, respiró profundamente una última vez más antes de decidirlo: le cerraría la boca de una vez por todas a Eli Moskowitz.

Con pasos decididos y los puños apretados, volvió a emprender su camino. No tardó mucho en encontrar al del mohawk, rodeado de su pandilla cerca de las escaleras secundarias de la escuela. Para no hacer una escena y no tener otra mancha en su expediente, tomó otra respiración profunda segundos antes de acercarse.

—Hawk.

La voz de la rubia llamándolo, atrapó la atención de los cinco adolescentes que conformaban el pequeño grupo, especialmente la de Moskowitz. El chico, al verla, esbozó inconscientemente una sonrisa, girando su cuerpo en su dirección.