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Kanamori se había sentido feliz de que finalmente el príncipe tuviera interacción social avanzada, lo había visto enérgico durante esos cortos lapsos de tiempo antes de la ceremonia y vals donde sus padres, insistentes, le conseguirán esposa.

Ése día era demasiado atareado para todos, todos cocinaban, limpiaban, organizaban, abrían las puertas y recibían a los invitados en el gran salón del palacio.
Kanamori se esforzaba por mantener buen humor, los reyes les permitieron usar máscaras para ocultar sus rostros y mantener la identidad resguardada, lo que les agradaba de sobremanera, pues no tenían que fingir buena cara.

- Tokito-sama, ya debe bajar - Anunció Kanamori al príncipe, que se hallaba oculto en la comodidad de su cama, escondido por el dosel (esas cortinas que tienen las camas) para que no pudieran verlo.

- No quiero ir, Kanamori-san - Respondió.

- Debe ir, es su responsabilidad - Le dijo- así cómo la mía es venir a buscarle...

Muichiro permaneció en silencio un rato, y Kanamori miró atentamente hacia Genya, que estaba parado a pocos metros de la cama, con una máscara blanca de ojos negros afilados, con diseños y líneas moradas.

Curiosamente traía puesta la ropa que llevó al banquete.

- Tokito-sama, por favor - Volvió a llamar Kanamori. Y ésta vez el joven salió de su cama.

- ¿Puedes arreglar mí cabello? - Le consultó, cabizbajo.

Kanamori suspiró - Siempre.

Cepilló los mechones azabache con puntas casi celestes del joven príncipe, mientras tarareaba una canción desconocida.
Genya sólo miraba atentamente la mano de Kanamori. Los cepillos que usaba este hombre para peinar al príncipe fácilmente podían ser manipulables cómo armas, tenían una punta afilada, seguramente para poder distribuir mejor la cantidad de cabello de forma simétrica.

Una vez terminado su cabello, Kanamori le marcó un pequeño lunar con tinta bajo el ojo.

- Ya está - Le dijo - Apúrese en bajar, Tokito-sama.

- Muchas gracias, Kanamori-san - Muichiro se levantó, desganado y cabizbajo, y caminó hacía la puerta de su habitación, siendo seguido por Kanamori y Genya.

Maldecía eternamente a sus padres por obligarlo a ésto. ¡Maldecía a quienes impusieron estás reglas!

"¡Un aplauso para el Príncipe Muichiro Tokito-Sama!" Escuchó la voz de Kanamori hacia el público, que aplaudió su ingreso a la sala.

Caminó vagamente, intentando atrasar este indeseado momento tanto cómo pudiera, pero las miradas pesadas de sus padres lo hicieron apurar el paso una vez subió los escalones necesarios.
Genya rodeó las escaleras, y subió directamente por el otro lado, quedando al costado de su trono.

Divisó a sus amigos en las mesas donde se servía la comida, Tanjiro estaba dándole postres a unos niños pequeños, Nezuko y Zenitsu atendían a la gente mayor...Inosuke se comía la comida a escondidas bajo la mesa, desde allí se le veían los pies por debajo del mantel.
Sonrió un poco para si mismo, que divertido sería estar ahí con ellos.

"Su atención por favor, antes de comenzar con el vals de ésta noche, primero quisiéramos presentar a las bellas señoritas que han venido voluntariamente a nuestro encuentro! Con ustedes; Desde la Mansión de las Mariposas, Kanao Tsuyuri-Sama!"

Entonces, aquella linda chica que se presentó en el banquete de Uzui Tengen se apareció desde las escaleras que daban ingreso exterior al salón.
Ella caminaba junto a una chica de colitas con broches de mariposa azul.

"Eres un arma" - Genmui (Royal Au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora