5-

669 75 51
                                    


No era raro escuchar al Rey y la Reina renegar de su hijo en las mañanas luego de las ceremonias. Tanto Kanamori, Haganezuka, Kotetsu y Tetsuido así cómo Goto, ya estaban más que acostumbrados a oír disturbios en las primeras horas del día.

¡Eres un cretino! ¡Increíblemente cretino! – Gritaba Kokushibo.

– Vaya, qué doloroso debe ser para Tokito-san que su padre le diga eso– Susurraba Tanjiro a Zenitsu, mientras terminaban de limpiar el gran salón.

– Me pregunto por qué el príncipe no quiere casarse – Respondió Zenitsu– ¿Sabes? Ninguna de las chicas que vino anoche se veía mala.

– Tokito-san no quiere casarse porque no quiere irse del palacio – Comentó Kotetsu, con unos platos encima– Y tampoco desea traer otros empleados para que nos reemplacen.

– Ya veo – Dice Tanjiro – Puedo oler su tristeza, pobre de él.

– Lo bueno de que siga rechazando mujeres es que nos dejan comer lo que sobró – Dice Inosuke, comiendo un poco del pastel que habían preparado ayer.

– ¡¿Eh?! ¡Ooh tu si que eres un insensible! ¡Sólo piensas en comer! – Le gritó el rubio.

– Shh, Zenitsu, baja la voz – Le dijo Tanjiro, haciéndole señas con el dedo índice sobre el labio.

– ¡¿Y por qué nunca le dices nada a Inosuke?! ¡Tanjiro tú me odias! ¿No es así? – Zenitsu quiso llorar y se arrojó al suelo– ¡¿Cómo podré vivir si tu me odias?! ¡Tanjirooo!

– No te odio, Zenitsu – Decía el de cabellos rojizos, acariciando la espalda de su amigo – por favor, deja de llorar.

– Lloras más que una nenita – Se burló Kotetsu.

– ¡¿Eh?! ¡Que has dicho maldito idiota!

De repente el salón se volvió una disputa también, Zenitsu perseguía a Kotetsu, Tanjiro a Zenitsu, e Inosuke a Tanjiro, consecuentemente Nezuko también se unió a correr, pero solo por diversión.

Entonces se escuchó algo pesado caer y romper. Fue cuándo todos se asustaron y corrieron a esconderse bajo las mesas con manteles largos.

– ¡¿Qué rompiste Inosuke?! – Exclamó Zenitsu.

– ¡Yo nada! ¡Tu eres el escandaloso! – le recriminó.

– ¡Shh! ¡Ya callense! – Renegó Tanjiro.

– ¡No me calles, mendigo frentón! – Exclamó Zenitsu, y entonces todos lo callaron. Pues alguien había ingresado al salón principal.
Se trataba del Rey, y detrás venía la reina.

¿A dónde iban? ¿Por qué se iban?


(Unos momentitos antes)

Muichiro se hallaba sentado, comiendo un trozo de pastel de un plato celeste mientras sus padres lo regañaban. Intentaba distraerse con la comida pero...no funcionaba.

– ¡No puedes simplemente ser así! ¡Ya llevamos años sin encontrarte pareja! – Decía su madre, paseando de un lado a otro sujetandose la cabeza.– Te hemos consentido en todo, ¡Hasta te trajimos amigos! Y ni siquiera has sido capaz de hacernos un favor!!

– Yo no quiero casarme – Respondió Muichiro, en un hilo de voz suave y baja.

– ¡Pero debes casarte! ¡Debes hacerlo! ¡Es la ley! – Exclamó su padre, golpeando la mesa– ¡Es lo único que debes hacer!

– ¡Pues quisiera casarme con alguien a quien yo quiera de verdad! – Exclamó Muichiro, ya cansado de soportarlo todo– ¡Ustedes me han dicho cómo vivir mí vida desde siempre! ¡Quisiera hacer algo por mí cuenta alguna vez! ¡Quisiera elegir cómo vivir mí vida al menos una vez!

"Eres un arma" - Genmui (Royal Au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora