14-

587 63 91
                                    


Después de aquella incómoda situación y el rechazo que el príncipe sufrió (aunque su guardaespaldas insistió persistentemente en que no era un rechazo) las cosas con su amo se habían vuelto demasiado tensas.

Ahora mismo, ninguno de los dos tenía la capacidad de dirigirle la palabra al otro. Había una brecha que cada vez se extendía más y más, y no podían detenerla.

– Quiero presentar una solicitud – Anunció el príncipe aquél día. Frente al Rey, la Reina y sus más leales consejeros, entre ellos, también Genya.

– Sólo los consejeros pueden presentar solicitudes – Mencionó su padre, con una voz seria.

Muichiro dejó sus papeles en la mesa real– Soy el príncipe, por lo tanto soy el futuro Rey. Así que creo que tengo derecho a solicitar cosas para mí bienestar.

– ¿Por qué no se lo pediste a tu caballero Real? – Preguntó su madre, que había visto a Genya de reojo.

– No necesito palomas mensajeras – Contestó – Puedo hacerlo por mí mismo.

El rey suspiró – Tomaremos la solicitud del príncipe...ahora vete.

El joven hizo una reverencia y se marchó de la sala de operaciones especiales. En la entrada del cuarto se hallaba Hashibira Inosuke, que se había vuelto una especie de Segundo Guardaespaldas Real. Últimamente Genya estaba demasiado tiempo bajo órdenes de la Reina, así que Muichiro decidió buscar otro compañero para su día a día.

– Oye, Inosuke – Llamó el joven príncipe mientras caminaban por los pasillos.

– Sí – Atendió Hashibira.

– ¿A dónde vas a cazar? ¿Qué tal si me enseñas? – Le consultó.

– ¡Ah! ¡Seguro! – El de ojos verdes sonrió muy emocionado – ¡Te enseñaré a dar al blanco con arco y flechas! ¡Esa será tu primer prueba!

Muichiro se sintió intrigado– ¿Arco y flecha? ¿Tenemos eso?

– El viejo Higanoseka (Haganezuka) me heredó su arco y flecha – Respondió Inosuke – Entonces, he podido cazar los conejos y patos que comemos todos los días al igual que él.

– Ah...ya veo – El príncipe asintió.

Hashibira tomó la mano del príncipe y empezaron a correr hasta el exterior del palacio, para ir a las montañas.

El viento golpeaba sus rostros y sus risas resonaban en el aire. Muichiro se sentía libre y feliz una vez más. Habiendo olvidado totalmente la razón por la que se hallaba tan amargado por un momento.

Llegaron a un claro en las montañas, donde Inosuke sacó el arco y las flechas de una pequeña chosa escondida entre los árboles.

– ¡Primero te enseñaré a sostener correctamente el arco! – Dijo Inosuke, colocando el arco en las manos de Muichiro – Luego te enseñaré a apuntar...primero, tómalo así, y luego haz esto.

Muichiro asintió, concentrándose en las instrucciones de Inosuke. Después de varias correcciones, finalmente Hashibira le concedió una flecha para disparar hacia un tronco, marcandole con piedras afiladas una línea concreta. Muichiro lanzó, y le atinó a la primera.

– ¡Lo lograste! – exclamó – ¡Soy un increíble instructor! ¡Ja!

– ¡Si! Lo eres – El príncipe le sonrió.

Mientras continuaban practicando, el príncipe se dio cuenta de que Inosuke era más que un simple compañero de caza. Era un amigo leal y honesto, que no temía decirle la verdad, incluso si eso significaba desafiarlo, no tenía en mente en todo momento que él estaba por encima suyo, lo trataba como un subordinado más y eso le gustaba.

"Eres un arma" - Genmui (Royal Au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora