Capítulo: 8

41 8 9
                                    

Interrumpo la lectura para avisar que este capítulo será mucho más largo que los demás.
Quiero probar con unas casi 6mil palabras, (los capítulos son de 3mil).
Disfruten, y si quieren comentar, les mando a un Leonardo o a una Irina❤️!

"Me perdí en su mirada, es que el color de sus ojos me encantaban; no eran ni azules, ni verdes. Eran color café, café que quita el sueño, café que produce desvelos."

– .

✧✧IRINA✧✧

Estoy capacitada, por el comité de la OMAM, para operativos de grado rojo. En las misiones más complejas, que requieren mentes brillantes y cuerpos de acero... en ésas estoy yo. No sólo soy parte, sino que también las llevo a cabo. Tengo a varios soldados y sargentos que cumplen mis órdenes, tengo al equipo más especializado para éstos operativos... y sin embargo, estoy postrada en un baño, vomitando lo poco que comí.

«¡Maldito seas, Ventura! ¡Tú y tu veneno del diablo!».

Estoy desde hace diez minutos aquí, sobando mi panza y buscando aire. Cuando creo estar bien, me pongo de pie, lavo mis dientes, doy un paso afuera del baño, y otra arcada se apodera de mi cuerpo. Vuelvo corriendo al retrete. A éste paso voy a deshidratarme y moriré de una manera patética. Todos los síntomas, absolutamente todos los síntomas, que mencionó el soldado novato, están ocurriendo. Me gustaría decir que como médico es malo, y que se equivocó, pero estaría mintiendo. Sufro mareos, vómitos, sangrados nasales incluso.

Vuelvo a la cama pasado varios minutos. Tengo demasiada sed, pero incluso el agua escupe mi cuerpo. A éste paso creo que de verdad moriré. Decido dejar de pensar en mi fin y me concentro en mi trabajo. Lo primero que hago, es llamar al capitán Liam Taylor para ver cuánto sabe de mi estado. Lo más probable es que, si se entera que me envenenaron, creerá tener la razón y me dará de baja en el operativo. Llegué muy lejos y en peores situaciones, así que le costará sacarme de aquí. Claro, en el caso de que lo sepa. Sino, nadie va a decir una palabra.

No sé cuánto puedo confiar en Matt Cooper, el soldado novato no parece tener maldad en su corazón, pero pese a todo, salió de La Central, y de ahí no sales siendo un santo. Por el momento, confiaré lo justo y necesario.

—Capitana Ivanov —al tercer timbrado, atiende.

—Capitán Taylor—devuelvo la forma en la que me saluda. Si bien es... casi, el esposo de una de mis mejores amigas, no podemos emitir éstas formalidades. En horas laborales, al menos.

—¿Qué tiene para mí? Su informe no ha llegado aún—celebro para mis adentros que parece no tener idea de mi condición.

—Tuve una pequeña complicación en el Casino—miento descaradamente—. Te redactaré el informe mañana, sin embargo, es urgente hablar contigo.

—¿Qué sucede?—noto preocupación en su voz. Liam es de ésas personas poco expresivas, pero que, con la voz, dicen mucho—¿Qué inconveniente tuviste?

—Nada grave —respondo primero a su última pregunta —. Horas extras, parece que no le agrado a Marissa, la encargada de las bailarinas. En fin, a lo que iba.

—Adelante.

—El sargento Jhonson me informó de los movimientos de Ventura. Me dijo que trabaja desde su casa, desde hace ya un par de meses. Ésta madrugada coloqué cámaras en el despacho de su casa, él mismo le informó a su consejero que regresará a la empresa—hago una pequeña pausa para tomar aire y poder continuar —. Necesita una secretaria, y está interesado en Diana De Luca, quien se recibió con honores en administración de empresas.

SERENDIPIA: Jugadas Del Destino [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora