Sergio da un paso atrás sobresaltandose cuando su padre Mark golpea su escritorio, pero no agacha la mirada y lo ve.
— Debes unirte a una manada
— Sabes perfectamente que no quiero, ni siquiera quiero estar ahí
— Max es tu esposo, estarás con el te guste o no y ahí debes estar, debes formar una manada
— Todos son unos desquisiados
— Yo estudie ahí, y tu aras lo mismo, debes formar una manada
— No lo are, Max es tan celoso que no permitirá eso
— Entonces entra a su manada
— ¿No entiendes que no quiero una manda? ¿Qué no quiero luchar? No me gusta ese lugar
— ¡!LO ARAS SERGIO, TE GUSTE O NO!¡ No dejaré que arruines a la familia por tu inmadurez
Sergio ve a su padre Sebastian entrar.
— Ya basta Mark, ya te dijo que no quiere y no lo obligarás a hacer un animal
— El es un maldito alfa
— Eso no me importa, ya lo obligaste a casarse con alguien que no ama, a si que no dejaré que sigas obligandolo a ser alguien que no quiere ser
— Seb es mi hijo, necesito que me escuche
— También es mi hijo, no olvides eso — Responde y toma a Sergio de la mano sacándolo de ahí.
— Perdón por todo papa, lo último que quería es que tu y papá tengan problemas
— Tenemos problemas desde que dio tu mano sin consultarnos
🏎
Sergio se encontraba bajo la regadera en la academia, con el agua cayendo suavemente sobre su piel bronceada y sus pecas destacando en contraste con su tono de piel.
Sus ojos café miraban fijamente hacia adelante, perdidos en sus pensamientos mientras el vapor del agua lo rodeaba.
Sus labios rojos estaban entreabiertos, dejando escapar un suspiro de placer al sentir el agua recorrer su cuerpo.
— Me gusta verte a si — Sergio suelta un suspiro frustrado.
— Déjame en paz Max, no estoy de humor
Max se acerca y acaricia sus hombros, Sergio jadea y se recuesta contra el pecho del rubio sintiendo la respiración caliente del alfa chocar con su odio.
— Eres tentador — Besa su cuello — Y Hueles bien cuando entras en celo, me vuelves loco
Max separa sus piernas y Sergio suelta un gemido cuando Max pasa su mano por su miembro.
Max se arrodilla y solo segundos después Sergio se encontraba soltando gemidos sin vergüenza mientras Max lamia su entrada como también lo masturbaba con la otra mano.
Sergio movía su trasero para que Max tenga más acceso mientras Max seguía metiendo más se lengua en su entrada.
Las piernas de Sergio temblaban, sentía que iba a caer en cualquier momento.
Cuando se corre termina de rodillas y Max logra sostenerlo antes de que ciega bruscamente, entonces lo sienta en sus piernas.
— Espero a verte aliviado