El pecoso abrió los ojos lentamente, sintiendo la bruma de la confusión envolver su mente como una manta pesada.
La luz del sol entraba a raudales por la ventana del hospital, y a pesar de su calidez, no lograba disipar la sensación de frío que se había instalado en su pecho. Intentó moverse, pero un dolor sordo punzaba su cuerpo en varios puntos, como si hubiera sido golpeado por una tormenta.
El olor a desinfectante le resultaba extraño y agresivo, un recordatorio de que estaba en un lugar que no reconocía.
Miró a su alrededor: las paredes eran de un blanco impoluto, y el sonido constante de un monitor a su lado parecía latir con un ritmo que no coincidía con el suyo.
Su mente se esforzaba por recordar cómo había llegado allí, pero cada intento se encontraba con un muro de niebla.
"¿Qué está pasando?", pensó mientras su corazón comenzaba a latir más rápido. Había fragmentos de recuerdos dispersos en su mente, como piezas de un rompecabezas roto: llantos, sangre familia, una mano... Pero todo eso se desvanecía en la bruma.
Se sentía atrapado en un limbo entre el despertar y el sueño, rodeado de voces lejanas que susurraban, pero que no lograba entender.
Un sentimiento de opresión lo envolvía, y el cansancio lo aplastaba. No solo físicamente, sino también emocionalmente. Era una mezcla de miedo e incertidumbre que lo mantenía al borde de las lágrimas.
Intentó alzar la mano para tocar la sábanas, pero la debilidad lo hizo desistir. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué había pasado?
Los ecos de un pasado reciente se agolpaban en su mente, pero no lograba unir los puntos. Simplemente se sentía perdido, como un barco a la deriva en un mar de dudas.
Aunque entonces sintió una mano caliente tocar la suya y ve a Max.
— Tranquilo, respira, todo esta bien
— ¿Que paso? No entiendo nada
— Estamos en el hospital, los bebes nacieron antes de tiempo
—.....¿Ellos están bien? — Cuestiona temeroso de su respuesta.
— Si, lo están mi amor, Kimi y Penelope están bien — Sergio sonrie.
— Creí que moriría con ellos — El rubio se inclina y besa su frente.
— Todo esta bien ahora, ambos están en incubadoras, pero estarán bien, tenlo por seguro
— ¿Y Carlota y Logan?
— Con tus padres, los están cuidado por ahora
— ¿Cuanto llevo aquí?
— Una semana — Sergio suspira frustrado. — ¿Quieres comer?
— Por favor, me siento débil
Max lo ayuda a sentarse mientras Checo siente su aroma, cuando el rubio iba a alejarse Checo lo rodea.
— Gracias por lograr tranquilizarme un poco, tenía mucho miedo
— Lo que sea por ti mi amor — Checo sonrie.
Al separarse Max le da un beso en la mejilla y se aleja para tomar la charola.
— ¿Lewis sabe de los niños?
— Claro, también vino a verte mientras dormías
— No pareces molesto
—.....Vi algo, pero esta bien — Se acerca.
— ¿Viste a su omega?
— Alfa recesivo en realidad, pero si, lo vi, también a su hijo....los genes de Hamilton no son tan fuertes — Ambos ríen. — Vamos mi amor, abre la boca
