El atardecer en el bosque se tornaba mágico, con el sol descendiendo lentamente tras las copas de los árboles, tiñendo el cielo de tonos cálidos: naranjas, rosados y lilas que parecían abrazar la tristeza del momento.
Los rayos de luz se filtraban entre las hojas, formando un delicado juego de sombras y luces que danzaban sobre el suelo cubierto de hojas caídas.
En medio de esta belleza serena, se encontraba Checo, se encontraba solo, su silueta recortada contra el crepúsculo.
Su rostro estaba marcado por el dolor, y sus ojos, antes brillantes, ahora eran dos espejos rojos que reflejaban su sufrimiento.
Las lágrimas que surcaban sus mejillas se confundían con las sombras del bosque, mientras sus lamentos se elevaban en el aire, acompañando el susurro del viento que parecía compartir su pena.
Con cada quejido, el joven parecía desgarrarse un poco más, como si cada nota de su dolor resonara en el corazón de la naturaleza misma.
Recordaba los momentos compartidos con Lewis, las risas, los secretos susurrados bajo la luna y las promesas de un futuro juntos que, ahora, se desvanecían como el sol en el horizonte.
La verdad de que Lewis se casaría con otro golpeaba su corazón con una intensidad insoportable.
Max al encontrarlo suspira al verlo llorar de esa manera, se acerca y lo toma entre sus brazos mientras Checo sigue llorando.
— Todo estará bien mi amor, lo prometo
— Creí que Lewis me seguía amando — Exclama con la voz rota.
En toda la semana Max se la paso cuidándolo, dándole cariño y amor.
Algo que Checo agradecía en el fondo.
Aunque odiaba que Max sintiera su dolor y suspira todo lo que pensaba ya que solo podía pensar en Lewis.
Max entra con una bolsa de dulces y lo deja en la cama mientras Checo dibujaba.
— Te traje más dulces mi amor
— Gracias Max......quisiera ir a un restaurante — Voltea a verlo — Llevo encerrado una semana y seguro que al único lugar donde me llevaras será a un restaurante
— Bien te llevare a otro lugar entonces, yo alistare tu maleta, ve a ducharte — Checo asiente.
Horas más tarde Sergio sonrie al ver la playa, sigue a Max por el muelle y llegan a un yate, el rubio lo ayuda a subir para después ver alrededor.
Max sabía que no le gustaban las cosas caras, presumir, siempre prefería citas casuales, normales.
Al llegar al frente toma asiento y no tarda en sentir como Max se sienta tras de el y lo rodea.
— ¿Estas bien pecas?
— Si, esto me gusta, gracias Max
— Lo que sea por mi príncipe — Besa su mejilla.
Checo sonrie y se recuesta en su pecho.
— Lamento casarte tantos problemas, soy un desastre como tu delta, tu alfa debe estar molesto conmigo
— No lo esta.....créeme, se como se siente amar a alguien que no te corresponde
Checo acaricia su mano pero gurda silencio.
— Jamás fue me intención lastimarte, lo sabes
— Si, lo se perfectamente, pero te lo dije, no me arrepiento de amarte
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— ¿Te gusta? — Cuestiona Max.
— Eres romántico — Sigue comiendo. — Jamás habías echo esto antes, normalmente eres más de cosas caras, como pedir el restaurante para estar solos
Sergio aparecía los detalles, era una cena en la playa, con luces colgando de las rocas, con flores alrededor y belas, almohadas y una pequeña mesa.
Max sonie, Checo entonces se aleja rápidamente hasta detrás de una roca donde termina vomitando.
Max lo ve en silencio antes de levantarse y acercarse.
— La comida debió caerte mal, volvamos a la cabaña
— Lo siento, no me e sentido bien estos días
Se aleja y Max lo sigue en silencio, no se había equivocado, el aroma de Checo lo había delatado.
Sabía que ese niño no era suyo, jamás llegó a tener sexo con Checo de esa manera, siempre fueron toques.
Lo que significa que era de Lewis.
— ¿Quieres que vaya por una prueba de embarazo? — Checo voltea a verlo — Tu aroma cambio, y quiero saber si es lo que creo
— Yo no estoy en.....yo no....— Confundido sigue caminando hacia la cabaña.
Pero antes de entrar vuelve hacia Max y lo abrasa mientras llora.
— Esta bien, yo los cuidare a ambos
— Perdon, por favor, perdón, no le hagas daño a nadie, prometo que cuando tenga al cachorro tendré a los tuyos, lo juro
— El es mi hijo delta — Lo aleja para que lo vea a los ojos — El me pertenece tanto como tu ahora, los amo a ambos, los cuidare y no dejaré que alejen a mi hijo de mi lado
Sergio asiente y vuelve a abrazarlo, Max entonces lo toma entre sus brazos llevándolo dentro.
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Max golpea con tanta fuerza a su oponente que este termina inconsciente en el suelo mientras su manada ve al rubio en silencio.
Max sonrie y se pone de pie.
— Creo que se me paso la mano, la próxima vez que quiera insultar a mi esposo y hijo, díganle que me lo diga a la cara
Al llegar a su salón de entrenamiento ve a Checo esperándolo, quien al verlo rápidamente se acerca y comienza a tallar su cuerpo contra el del rubio para tener su aroma.
El alfa libera sus feromonas sin tocarlo dejando que su aroma envuela a su esposo.
— Amor no me quejo pero deberías ver donde tocas
— Espera, ya casi — Responde fastidiado.
Al terminar se aleja y sonríe.
— Quédate mi amor, no quiero que te alejes mucho
— Nada va a cambiar si me mantengo lejos
— Lo se pecas pero quiero a mi cachorro y delta cerca de mi — Acaricia su mejilla.
— Estare dibujando entonces
Max asiente y Checo se aleja a las gradas.
Toda la mañana Max entro y Checo se distrajo dibujando.