Capítulo 05/2

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5.2 11 semanas

Diana 🤰🏻

—Iré a hablar con él, le había prometido presentarle a alguien.

—¿Gay?

No me cuestioné ninguna de las cosas que dije, solo estaba cubriendo mi espalda con una pequeña mentira, que asumí no pasaría a más. Con dudas y las piernas temblorosas acorté la distancia que me separaba de él, actuando con una falsa despreocupación que me fue difícil seguir manteniendo cuando él se percató de mi intención de buscarlo.

—¿Podemos hablar?

—Claro.

—En otro lado —aclaré, al sentirme observada.

—Perfecto.

—Te busco cuando todo termine.

—Espera, Diana —no terminé de girar para marcharme, porque su mano sujetando mi muñeca me detuvo, un agarre que se sintió pesado y sofocante—. ¿Por qué no ahora?

—Porque hay un fotógrafo esperando.

Me escabullí hacia el grupo ya reunido frente al equipo del fotógrafo, buscando un hueco en el que colarme. Para mi fortuna, Cristal tenía un espacio para mí, en el que me acomodé siguiendo indicaciones.

No contemplé que la sesión se extendiera tanto, tampoco que nos harían posar en varias zonas del autódromo. Incómoda por la espera, me entretuve con el teléfono, escribiendo mensajes en el grupo con mis amigas, porque necesité contarle a alguien que él estaba ahí y hablar de mi pequeña mentira. Sonreír fue más fácil después de escuchar los audios de Michelle tras mi confesión, se grabó riendo a carcajadas, porque al parecer decir que William era gay, fue más relevante que el hecho de acabar de descubrir que era mi compañero de trabajo.

—¿Crees que Christian me necesité para algo más? —le pregunté a Cristal un largo rato después.

La sesión había terminado hacía una media hora, aun así, nadie parecía ansioso por marcharse, conversaban y reían, como si no se hubiesen quejado de los cansados que estaban.

—No creo, está loco por irse, mírale la cara.

Desvié la mirada hacia la dirección que apuntaba, Christian estaba con el teléfono entre las manos escribiendo algo, mientras sus mecánicos y Javi le hablaban.

—Voy a irme, despídeme de él, por favor.

Le besé la mejilla y fui por mis cosas que dejé cerca de las mesas con aperitivos que le ofrecieron a todos. Tras acomodarme el bolso sobre el hombro, le eché un rápido vistazo a mi alrededor, buscando al hombre con el que había acordado una conversación. No tardé en hallarlo, me estaba esperando a pocos pasos de distancia, con los brazos cruzados a la altura del pecho y la gorra sobre su cabeza. A simple vista parecía aburrido, al acercarme identifiqué la curiosidad que brillaba en su mirada.

Todo lo que nunca quiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora