Antes de iniciar quería pedir disculpas por la ausencia. Tuvieron que ajustarse muchas cosas en mi vida para que pudiera estar aquí de nuevo. De verdad agradezco la paciencia, y el apoyo que me han ofrecido algunas lectoras a través de redes. Espero de corazón, que nada vuelva a apartarme de algo que me llena tanto. Al retomar la escritura, algo ocurrió y terminé escribiendo un capítulo largo. No pretendo que todos tengan esta extensión, fue la emoción del momento, después de tanto tiempo sin encontrarme con William y Diana.
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06. Deudas de honor.
William 🏍️
La esposa de Christian no era tan dulce y encantadora como se comentaba en el paddock, o al menos no lo estaba siendo conmigo. Parecía molesta mientras me devolvía la mirada apostada en la puerta como si estuviera custodiándola. Quería evitar que entrara con la misma firmeza con la que me obligó a salir para que el doctor examinara a solas a su amiga.
Diana la había puesto al tanto de lo que pasó entre los dos, esa fue la conclusión a la que llegué ante la seriedad en su rostro. La vi solo un par de veces antes, en cada ocasión estaba sonriendo, no veía a las personas con el recelo con el que me estaba contemplando. ¿Qué hice mal aquella noche? Era evidente de que ocurrió algo que no le gustó, pensé que por esa era la razón por la que huía de mí y el motivo por el que su amiga me estaba viendo como si quisiera empujarme lejos del pasillo.
Había repasado casi todas las noches antes de dormir, los hechos que ocurrieron en la fiesta en la isla. En mi percepción, Diana disfrutó del sexo tanto como yo. No hubo ni una sola señal de lo contrario. Se mostró receptiva y apasionada, cada cosa que hicimos tuvo su entera colaboración. No entendía en que momento algo se jodió.
—Creo que ya terminaron de examinarla, deberíamos entrar —insistí, por tercera vez, en menos de diez minutos.
—Supongo que el doctor saldrá a ponernos al tanto. Diana suele ser hermética en algunas cosas. No le gusta mostrarse débil, no estará cómoda con nosotros dentro de la habitación.
—¡Se desmayó! —Mi paciencia se tambaleó y por ello le recordé porque estaba ahí—, perdió el conocimiento, creo que al menos tú deberías entrar para comprobar que esté todo bien.
Dio un pequeño paso hacia atrás después de escucharme, una señal de que el incremento en el tono de mi voz la tomó desprevenida. Algo en ella me recordó a mi hermana, solía verme a con el mismo reproche cuando le hablaba con poco tacto.
—No está sola ahí adentro, un doctor está con ella, asegurándose de que esté bien. No voy a entrar a estorbar, menos a incomodar a Diana. No la conoces, no sabes lo que ella querría.
—¿Todo bien, Abril?
Ambos nos sobresaltamos ante la voz que sonó a mi espalda, ella dio un paso hacia atrás, yo me quedé en mi sitio, más decido a entrar, aprovechando la distracción causada por la aparición del idiota de Christian.
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Todo lo que nunca quise
Roman d'amourDiana, una joven periodista deportiva que no cree en el amor, se da cuenta de que está embarazada la misma semana que inicia en el empleo de sus sueños. Su panorama se complica cuando descubre que el padre de su bebé, un desconocido con el que tuvo...