Ecos en la Biblioteca

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Lia salió del consultorio del Dr. Núñez con el ánimo más pesado que de costumbre. La sesión había removido sentimientos profundos y temores que apenas podía controlar. Mientras caminaba por la calle, su mente seguía atrapada en las palabras del doctor y en las imágenes perturbadoras de sus sueños.

Al doblar la esquina, chocó con alguien. La fuerza del impacto la hizo tambalearse, y su bolso cayó al suelo, desparramando su contenido.

"¡Lo siento mucho!" exclamó una voz masculina. Lia levantó la vista y se encontró con unos ojos intensos, llenos de una extraña mezcla de preocupación y curiosidad. Era un hombre alto, de cabello oscuro y una presencia imponente que la hizo sentir una chispa de reconocimiento, aunque no sabía de dónde.

"No, fue culpa mía," respondió Lia, agachándose para recoger sus cosas. El hombre hizo lo mismo, ayudándola a reunir sus pertenencias. Cuando sus manos se rozaron brevemente, Lia sintió una extraña corriente de energía, como si un rayo la atravesara.

"¿Estás bien?" preguntó él, su voz suave pero firme.

"Sí, gracias," dijo Lia, recuperando su bolso. "Perdona, tengo que irme."

El hombre asintió, mirándola con una intensidad que la incomodó y la intrigó a la vez. "Ten cuidado," dijo simplemente antes de alejarse.

Lia se quedó mirándolo por un momento antes de continuar su camino hacia la biblioteca donde trabajaba. Al llegar, encontró a su amiga Maya acomodando unos libros en los estantes.

"¡Hey, Lia!" saludó Maya con una sonrisa brillante. "¿Cómo te fue con el Dr. Núñez?"

Lia suspiró, dejando su bolso en el mostrador. "Fue... intenso. Siento que estoy atrapada en un abismo, y las pastillas solo me mantienen flotando en la superficie."

Maya asintió comprensivamente. "Lo siento, amiga. Debe ser muy duro para ti. Pero recuerda que estoy aquí para lo que necesites."

Lia le devolvió una sonrisa agradecida. "Gracias, Maya. No sé qué haría sin ti."

En ese momento, la puerta de la biblioteca se abrió, y un hombre entró. Lia no le prestó mucha atención al principio, pero Maya le dio un codazo y susurró: "Mira, ¿has visto a ese chico? Está buenísimo."

Lia levantó la vista y vio al mismo hombre con el que había chocado hace unos minutos. Su corazón dio un vuelco. "Es él," murmuró.

"¿Quién?" preguntó Maya, curiosa.

"El tipo con el que me choqué al salir del consultorio. Es... él."

Maya sonrió con picardía. "Bueno, parece que el destino quiere que lo conozcas mejor. ¿Por qué no lo atiendes tú? Tal vez tu vida necesite algo más que preocuparse por esas pesadillas."

Lia dudó, pero la insistencia de Maya y su propia curiosidad la empujaron a acercarse al hombre. "Hola, ¿puedo ayudarte en algo?" preguntó, tratando de sonar profesional.

El hombre la miró con una sonrisa leve. "Sí, estoy buscando un libro sobre... sueños. Algo que pueda ayudarme a entenderlos mejor."

Lia sintió un escalofrío. "Claro, tenemos una sección dedicada a la psicología de los sueños. Sígueme."

Lo condujo a través de los pasillos hasta la sección correspondiente. Mientras buscaba en los estantes, podía sentir su mirada sobre ella, lo que la ponía nerviosa e intrigada a la vez.

"¿Qué tipo de sueños estás tratando de entender?" preguntó, tratando de mantener la conversación.

"Pesadillas," respondió él simplemente. "Y cómo enfrentarlas."

Lia sintió una conexión inmediata, como si este extraño compartiera sus mismos miedos. "Aquí tienes," dijo, entregándole un par de libros. "Estos podrían ayudarte."

"Gracias," dijo él, tomando los libros. "Y gracias por tu amabilidad, Lia."

Lia se sorprendió. "¿Cómo sabes mi nombre?"

Él sonrió misteriosamente. "Está en tu placa," señaló, apuntando al pequeño pin con su nombre en su camisa.

"Oh, claro," dijo Lia, sintiéndose un poco tonta. "Bueno, si necesitas algo más, estaré por aquí."

El hombre asintió y se dirigió a una mesa cercana para comenzar a leer. Lia regresó al mostrador, donde Maya la esperaba con una mirada expectante.

"¿Y bien? ¿Qué tal?" preguntó Maya.

"Es... interesante," dijo Lia, mirando de reojo al hombre. "Tiene algo, no sé qué es, pero es diferente."

Maya sonrió. "Tal vez sea justo lo que necesitas, algo diferente en tu vida. Dale una oportunidad."

Lia asintió, todavía sintiendo la extraña conexión con el hombre. Mientras trabajaba, no podía evitar mirarlo de vez en cuando, sintiendo que había algo más detrás de sus ojos oscuros y su misteriosa sonrisa. Algo que tal vez podría ayudarla a desentrañar los secretos de sus propios sueños.

El Velador de mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora