El Encuentro Onírico

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La noche se cernía sobre la ciudad, envolviéndola en un manto de silencio y estrellas. Lia se encontraba en su cama, luchando por conciliar el sueño. Las sombras de sus preocupaciones y miedos aún acechaban en su mente, pero había algo más, una sensación de anhelo y esperanza que la mantenía inquieta. Finalmente, cuando sus párpados se volvieron pesados y su respiración se hizo más profunda, Lia se deslizó en el mundo de los sueños.

El paisaje onírico que la recibió era un vasto prado bañado por la luz plateada de la luna. La hierba se balanceaba suavemente bajo la brisa nocturna, y el aire estaba impregnado del aroma de flores silvestres. Lia caminó lentamente, sintiendo el frescor de la hierba bajo sus pies descalzos. A lo lejos, vio una figura alta y esbelta, de pie en la cima de una colina.

Se acercó, su corazón latiendo con fuerza. A medida que se aproximaba, pudo distinguir más detalles. Era un hombre de estatura alta, con brazos fuertes y musculosos que se marcaban bajo la tela de su camisa blanca de manga larga, doblada hasta los codos. Su cabello ondulado y castaño brillaba bajo la luz de la luna, y sus ojos, ocultos tras una máscara, parecían observarlo todo con una intensidad tranquila. Llevaba pantalones negros, que contrastaban con la blancura de su camisa, y su porte era imponente y sereno.

Lia sintió una oleada de emociones al verlo. No era la primera vez que lo veía en sus sueños, pero cada encuentro parecía más vívido y real que el anterior. Había algo en él que la atraía irremediablemente, una conexión que no podía explicar.

—¿Quién eres? —preguntó Lia, su voz suave rompiendo el silencio de la noche.

El hombre no respondió de inmediato. En lugar de eso, se volvió lentamente hacia ella, y Lia pudo ver la máscara que cubría su rostro. Era una máscara elaborada, típica de los Veladores, con detalles intrincados que parecían contar una historia propia.

—Soy un guardián de tus sueños, Lia —dijo finalmente, su voz profunda y resonante—. Estoy aquí para protegerte.

Lia sintió una mezcla de curiosidad y fascinación. Había escuchado historias sobre los Veladores, pero nunca había creído realmente en ellos hasta que comenzaron estos sueños. Ahora, de pie frente a uno de ellos, sentía que todo era posible.

—¿Por qué llevas una máscara? —preguntó ella, dando un paso más cerca.

El Velador la miró, y aunque sus ojos estaban ocultos, Lia sintió su intensa mirada.

—Es para protegerme y protegerte. Los Veladores no deben ser reconocidos. Nuestra identidad debe permanecer oculta para mantener el equilibrio entre los sueños y la realidad.

Lia asintió, aunque no comprendía del todo. Había algo en su presencia que le resultaba familiar y reconfortante. Sin embargo, no pudo evitar sentir una punzada de frustración por no poder ver su rostro.

—Pero, ¿por qué me siento tan conectada a ti? —preguntó, la confusión y la curiosidad mezclándose en su voz.

El Velador hizo una pausa, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado.

—Porque nuestros destinos están entrelazados de una manera que ni siquiera yo comprendo del todo. Mi deber es protegerte, Lia, y aunque no debería, hay una atracción entre nosotros que es innegable.

Lia lo miró fijamente, su corazón latiendo con fuerza. Aunque sus palabras eran enigmáticas, había algo en su tono que le decía que estaba siendo sincero. Sentía una conexión profunda con este hombre enmascarado, una conexión que desafiaba la lógica y la razón.

—¿Qué debo hacer? —preguntó finalmente, su voz apenas un susurro.

El Velador se acercó un poco más, y Lia sintió una oleada de calidez emanando de él.

El Velador de mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora