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A la mañana siguiente, no sé ni cómo, pero mi madre me mandó tres cajas de ropa de chicas de mi edad. Supongo que eran de alguna colección suya, ya que era una diseñadora de moda bastante famosa, lo que no me extrañó.

Guardé toda la ropa, que eran mayormente camisetas cortas, shorts, faldas, vestidos, trajes de baño... Todo me quedaba perfecto y pegaban con mi tono, así que era perfecto.

Miré el casco de moto negro con una estrella de brillitos plateados, y luego la chaqueta, que era perfecta para mi cuerpo y tenía la mayor parte de los brazos y la cintura rosa.

Así que al guardarlo todo me puse una camiseta de manga corta rosa, unos shorts negros, mis zapatillas de deporte blancas y una cola alta.



Sarah, sabías cocinar galletas? —mi abuela vino hacia mí con una sonrisa, observando cómo yo sacaba las galletas de una bandeja del horno.

Bueno, en una de las cajas que mamá me mandó ponía su receta de galletas, seguro que se le habrá metido ahí. Así que lo intenté, aunque nunca he hecho galletas yo sola. Espero que estén buenas... —suspiré mientras dejaba la bandeja en la encimera, sacándome los guantes que usaba para no quemarme.

Cuando se enfríen se las puedo dar a mis amigas esta tarde para la merienda, porque veo que has hecho mucha masa, mi niña...

—Ah, sí, me he pasado un poco con las cantidades. Después os compraré de nuevo las cosas que he usado porque lo usé sin permiso, perdón.

—No pasa nada. Mientras estén buenas no importa el dinero... No? —mi abuela me sonrió mientras yo ponía la masa en otra bandeja, ya que acababa de meter una en el horno ahora mismo.

Supongo. —me encogí de hombros con una suave risa, manteniendo mi mirada en las galletas.

Como veo que son muchas también puedes dárselo a la vecina del frente, sabes? Le tengo que llevar algunos recipientes que me dió hace tiempo con comida que ella ha hecho, pero nunca he tenido la oportunidad de hacerlo, ya sabes, el dolor de espalda.

—No te preocupes, abue. Cuando se enfríen todas las galletas buscaré los recipientes y se los llevaré, vale? No hagas mucho esfuerzo.

—Gracias, Sarah. Eres la mejor nieta que tengo, porque tus primos son unos perezosos... —ella me dió varios besitos en mi frente, lo que me hizo sonreír mucho de lo cariñosa que era conmigo.

No es nada, pero no sé qué opinar con lo de mis primos. Hace años que no los veo, sabes?

—Pues mejor, porque ahora tu primo mayor es un niño pequeño en vez de un chico de 18 años. Siempre que viene aquí se come todo lo que ve y nunca me ayuda cuando se lo pido. Y bueno, tu primo pequeño se la pasa todo el día con el móvil jugando. No entiendo cómo tu tío le ha dejado teñirse el pelo de azul con 14 años...

—Bueno, cada uno es como es. Pero es verdad que ellos han sido un poco egoístas aquí, abue. Y la verdad, ojalá quedarme aquí para siempre. No quiero estar en casa con mi padre de nuevo.

—Ay, este Heeseung... Te ha dicho algo malo de nuevo?

—Me dijo que yo no era su hija y que no quería volverme a ver solo porque un amigo me llevó a Brisbane en moto sin saber mi problema con papá, y pues papá se enfadó conmigo. Él me odia, abuela.

—Mira, mi hijo siempre ha sido muy cabezota e idiota. Cuando tu madre era una cría y vino al pueblo por la misma razón que tú los dos eran novios, pero cuando ella se fue, tu padre la engañó con la excusa de que estaba trabajando. Después de 4 años después se volvieron a encontrar, pero esta vez en Brisbane. Los dos estaban prometidos con otras personas, y pues bueno, ahí tu padre comenzó a trabajar en la empresa de tu madre y se hicieron muy unidos. Tu padre se casó con esa mujer e invitaron a toda la familia de tu madre menos a ella, y bueno, la casa de sus abuelos estaba justo al lado de esta casa. Ella lloró mucho por tu padre, pero tu padre al mes dejó a esa mujer, ellos dos se hicieron novios de nuevo, y se casaron cuando tu madre tenía 4 meses embarazada de tí. Y tu padre te amaba más que a él mismo cuando eras una niña, no entiendo por qué ahora te trata tan mal, Sarah...

—N-No lo sé, abue. Pero él está fumando mucho ahora y se pone muy agresivo conmigo y con mi madre a veces, y yo quiero que se divorcien, pero mi madre lo defiende y dice que en el fondo es bueno.

—Tu madre siempre ha estado muy cegada, Sarah. La conozco desde los 18, y siempre ha perdonado a tu padre después de todo lo que él le ha hecho.

—Lo sé. Y me molesta mucho que ella sea así, la verdad.

—A mí igual, tranquila, pero yo la sigo queriendo porque es como la hija que nunca tuve, sabes?

—Sí, abue.

—Bueno, con lo tuyo y lo de tu padre no lo sé, Sarah. Recuerdo que siempre que nos visitabais tú estabas pegada a tu padre, no querías a nadie más, solo tu padre. Y muchas veces lo he encontrado llorando porque pensaba que no te merecía como hija, no entiendo qué le pasa ahora.

—Yo sé que me he portado muy mal con él a veces, pero incluso cuando hacía la más mínima cosa me pegaba mucho. Desde los 10 años es así, abue. Pero supongo que es por el trabajo ya que en esos tiempos comenzó a ser jefe de la empresa y estaba estresado, pero de todas formas eso no lo justifica.

—Lo sé, Sarah. Y te entiendo, yo también lo pasé un poco mal con mis padres, pero los tiempos han cambiado mucho y antes, pues era normal... Pero tú ya estás mejorando mucho, no debería de tratarte así.

Home: Brisbane or Him? | JAKE SIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora