Tsukiku abrió lentamente sus ojitos, y de inmediato cuatro cabecitas curiosas se asomaron para verla con curiosidad.
—¡Qué linda! —El pequeño Kinji de cinco años sonrió enormemente con todos sus dientes (o casi todos, porque ya se le había caído uno) al ver a la bebé Tsukiku en su cesto.
—¡Tengo una prima, qué malote! —Ruchiru, de cuatro años, aplaudió felizmente.
—¡Bonita, bonita! —Umi, que acaba de cumplir tres años, brincó felizmente en su sitio.
—Ñam. —Haishi, que solo tenía dos añitos, no estaba tan interesado como el resto, y parecía más concentrado en mordisquear una espada de juguete.
Tsukiku los miró atentamente, antes de sentarse y girar la cabeza de un lado a otro, siendo obvio que estaba buscando a alguien en específico.
Estaban en un gran claro de bosque, había toda una fiesta llevándose a cabo, y mucha gente rodeaba el cesto donde la pequeña había estado dormida, pero ella se fijó solamente en una persona.
—¡Papá! —Le tendió los brazos.
Senku estuvo ahí en menos de un parpadeo para tomarla en sus brazos, sonriendo como un idiota, más cuando ella se abrazó a su cuello de inmediato, enterrando su carita en su ropa.
—Ja, se pasó toda la mañana pegada a ti y ahora parece que planea hacer lo mismo. —Kohaku suspiró resignada mientras se acercaba para acariciar las coletitas de su bebita.
—Probablemente esté preocupada de que vuelva a irme —comentó Senku, riendo suavemente—, pero eso ya no va a volver a pasar —susurró, acariciando distraídamente la cabecita de su hija, para luego dedicarle una mala mirada a Minami que no desperdició la oportunidad para tomarles una foto.
Estaban celebrando el primer cumpleaños de Tsukiku, otra vez, y muchos querían acercarse a ella, felices de verla despierta de nuevo luego de tantos años, en especial los que también se fueron en el barco, pero la bebita no quería saber nada de nadie que no fuera su papá.
Sus pequeños bracitos se aferraban a Senku en un agarre de hierro y ni siquiera Francois fue capaz de convencerla de soltar a su papá, a la única a la que al menos miraba era a Kohaku, pero por lo demás no tenía ningún interés en nadie más.
Y claro, a varios les dolía que Tsukiku no les prestara atención luego de esperar tantos años el reencuentro (Ryusui fue a deprimirse a un rincón), pero Senku estaba descaradamente feliz por la situación, riendo complacido mientras acaparaba por completo a la cumpleañera.
—¡No seas egoísta, Senkuuuu! —lloriqueó Taiju.
—¡Déjanos cargarla también! —pidió Suika con ojitos suplicantes.
—¡Ya la has acaparado demasiado! —protestó Ginro.
—¿Creen que me confabule con ella para que no quiera soltarme? —Rio entre dientes—. Por más lista que sea para su edad, sigue sin tener un vocabulario muy amplio que se diga.
—Lo que tiene es papitis aguiditis. —Atsumi-sensei rio cantarinamente—. Ternurita, solo déjenla estar con su papá.
—Exacto, no hay nada que hacer, eso quiere ella. —Senku encogió los hombros.
—Ja, dices eso, pero todos sabemos que en algún momento se te cansaran los brazos. —Kohaku lo miró con una sonrisa burlona y Senku comenzó a sudar frío, porque no habían recreado ningún portabebés y probablemente Yuzuriha no querría hacerle el favor ahora, siendo que también se veía ansiosa por cargar a Tsukiku otra vez.
—Bueno, por más que se me cansen, mientras ella quiera estar conmigo no pienso soltarla. —Alzó mucho la barbilla, aunque sudando frío, porque ya se estaba cansando.
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Baby Stone
FanficSPOILERS DEL MANGA. / Después de una borrachera, Senku y Kohaku tienen que enfrentarse al reto más grande que el mundo de piedra podría presentarles: la paternidad. ¿Podrán lograrlo aún en medio de su lucha para traer de regreso a la civilización?