Amigos en el mundo de piedra

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Cuando entró al cuarto donde Senku estaba revisando a su hija, este volteó a verla con una mirada frenética en sus ojos.

-¡Kohaku, necesito que cargues su bañera con agua tibia inmediatamente! ¡Tiene demasiada fiebre! Chrome, tú por favor busca el termómetro, debe estar...- Kohaku no se quedó a escuchar las órdenes que le daba al otro científico, pues de inmediato se lanzó a acatar la orden que le dio a ella, demasiado preocupada por su hija.

A pesar del profundo miedo llenándole el corazón, luchó por que sus manos no tiemblen y por centrarse en la tarea que debía realizar para ayudar a su pequeña a recuperarse.

Cuando tuvo la bañera lista con agua tibia, la colocó en la mesada a un par de metros del cesto donde él ahora estaba introduciendo una pequeña varita en la boca de su hija, que seguía lloriqueando.

-¿Para qué haces eso?- preguntó confundida.

-Estoy buscando alguna inflamación en su garganta, pero no parece tener nada. Aunque su nariz está congestionada. ¿No la viste empezar a tener mocos últimamente?-

-N-no, no lo creo.- había estado perfectamente bien hasta esta noche.

-Debe ser parte de la reacción violenta del sistema inmunológico al estar lidiando con una infección por primera vez.- hizo una mueca. –Su respiración sigue igual de mal, pero al menos agradezco que no haya empeorado.- dijo mientras la examinaba de nuevo con aquel "estetoscopio" o como se llame. –Ya tengo algunas hipótesis de lo que podría ser, pero necesito examinarla más a fondo. Por ahora lo primordial es un baño para bajar su fiebre.- se acercó a la bañera e introdujo el termómetro. –Hmm, necesito que esté menos caliente, aunque no demasiado. Por favor trae un poco de agua fría.- le dijo, a lo que ella de inmediato corrió por un jarrón y acató su orden, volviendo en menos de tres minutos. –Con esto bastará.- murmuró después de vaciar medio jarrón y volver a probarla con el termómetro. –Tú sostenla mientras yo me encargó de todo.-

-Sí.- sin siquiera dudar por un segundo, volvió a cargar a su bebita y le dio un par de besos en su mejilla antes de introducirla cuidadosamente en el agua, cuidando sostener su cabecita con mucha delicadeza.

-Aparte de mantenerme mojando constantemente la cabeza, axila e ingle, ya que en esas zonas el recorrido sanguíneo es más superficial, también debemos procurar que su ánimo mejoré un poco con esto. Mientras más tranquila esté mejor.- murmuró mientras la rociaba suavemente con pequeñas cantidades de agua. –Intentemos hablarle de lo que sea, es bueno que sienta la presencia de ambos. Te parece bien ¿mocosa? ¿Me escuchas o también debo preocuparme de que tengas otitis?- bromeó mientras pasaba sus dedos suavemente por sus orejas.

Tsukiku siguió mirando al techo, y la forma en la que su respiración sonaba tan irregular y como su pecho se agitaba aterraba a Kohaku hasta lo más profundo de su alma, pero intento mantener la calma y hablarle cariñosamente.

-No sé qué sea esa otitis, pero seguro que no la tienes. Y muy pronto te curaras de esta fea enfermedad, sea lo que sea ¿no es cierto? ¿Verdad que sí?- sonrió temblorosamente. Su hija siguió sin mirarla, con la mirada fija en el techo. –O... o tal vez quieras escuchar de... de... de la primera vez que papá y yo nos conocimos. ¿Quieres escuchar eso?- se inclinó un poco más cerca de ella. Finalmente, los dos pares de ojos azules se encontraron y sonrió aliviada. -¿Con qué si quieres escucharlo, eh? Bueno, la primera vez que vi a papá, él estaba actuando como todo un caballero, protegiendo a tu tía Yuzuriha. ¿Recuerdas a tu tía Yuzuriha? ¡Ella te quiere mucho!-

-Pues la primera vez que vi a mamá, ella estaba siendo aplastada por un árbol.- comentó Senku mientras seguía bañándola cuidadosamente. –Cuando crezcas y tengas otros amigos mocosos como tú, me encantaría ver sus reacciones sí es que te preguntan por eso.- rió entre dientes. Tsukiku ahora desvió su mirada a él, que le sonrió suavemente. –Seguro que tendrás muchos amigos, porque para cuando crezcas ya tendré escuelas listas para ser otra vez la pesadilla de las generaciones más jóvenes. Je, probablemente los niños y adolescentes me odien por eso, pero es importante un sistema educativo.- volvió a reír.

Baby StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora