𝐏𝐨𝐫 𝐓𝐢 | 𝖣𝖺𝖻𝗂 𝗑 𝖧𝖺𝗐𝗄𝗌

#13. En busca de sanar.

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"Me descubrí enamorado cuando supe que deseaba tomar su mano y besar sus labios el resto de mi vida"
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Algunos meses más tarde...

Hawks voló por los cielos de la ciudad, su mente un torbellino. El peso de su doble vida como héroe y espía siempre había sido una carga, pero ahora era algo más. Dabi. Ese nombre resonaba en su mente como un eco constante, lleno de contradicciones. Había algo en él que lo atraía, algo más profundo que su misión o incluso su propio deseo de redención.

Era peligroso, lo sabía. Dabi era como un incendio forestal: devastador, imparable, y aún así, Hawks no podía apartarse. En lugar de eso, extendía sus alas hacia él, incluso sabiendo que podría arder.

Esa noche, lo encontró en el mismo lugar. Siempre volvían ahí, un viejo almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Era su territorio neutral, un espacio donde podían hablar sin máscaras, sin roles.

—Llegas tarde —dijo Dabi, encendiéndose un cigarrillo mientras lo observaba aterrizar.

—Tenía cosas que hacer, ya sabes, ser héroe no es un trabajo sencillo —replicó Hawks, intentando aligerar el ambiente con una sonrisa. Pero el humor no llegó a tocar a Dabi. Sus ojos azules, ardientes y fríos al mismo tiempo, estaban clavados en él, como si intentara descifrarlo.

—¿Por qué sigues viniendo aquí? —preguntó Dabi, exhalando una nube de humo. —¿Qué es lo que realmente quieres, Hawks?

La pregunta lo descolocó. Había muchas respuestas que podía dar: información, estrategia, cumplir con su misión. Pero ninguna era la verdad completa.

—Tal vez solo quiero entenderte —dijo finalmente, dejando caer la barrera de la mentira. —Eres un misterio, Dabi. Y los misterios...me intrigan.

Dabi soltó una carcajada amarga. —Entenderme. Claro. ¿Y qué crees que descubrirás? Soy un monstruo, Hawks. Todo lo que toco se convierte en cenizas.

Hawks dio un paso hacia él, desafiando el calor invisible que siempre parecía rodear a Dabi.

—Quizá no estoy aquí para salvarte de ti mismo. Quizá solo quiero estar aquí, contigo. Aunque arda.

Por un momento, el silencio entre ellos fue casi tangible. Dabi desvió la mirada, incapaz de sostener el peso de las palabras de Hawks. No estaba acostumbrado a eso, a que alguien se quedara. Aún menos, a que alguien lo viera más allá de su fuego y su odio.

—Eres un idiota —murmuró, apagando el cigarrillo contra la pared. Pero no dio un paso atrás cuando Hawks se acercó un poco más.

—Quizá —admitió Hawks, con una leve sonrisa. —Pero soy un idiota que no piensa rendirse contigo.

—¿Alguna vez te cansas de ser el chico bueno? —preguntó, mirando las luces de la ciudad. —Debe ser agotador pretender que todo está bien cuando sabes que no lo está.

Hawks lo miró de reojo, reflexionando sobre las palabras.

—No finjo que todo está bien. Pero si no lo intento, ¿qué nos queda? Alguien tiene que hacerlo.

Dabi resopló. —Esa mentalidad es lo que te matará, Hawks.

—Tal vez. Pero no voy a dejar que me detenga. No mientras haya algo o alguien por quien valga la pena luchar.