𝐏𝐨𝐫 𝐓𝐢 | 𝖣𝖺𝖻𝗂 𝗑 𝖧𝖺𝗐𝗄𝗌

Capítulo extra.

El sol asomaba tímidamente por la ventana, tiñendo de un suave dorado el dormitorio de Dabi y Hawks. Era un día especial, el cumpleaños de Hawks, y Dabi había decidido hacer algo diferente: una celebración familiar íntima pero llena de amor.

El sonido de la cafetera despertó a Hawks, quien abrió los ojos lentamente, notando que Dabi ya no estaba a su lado. Al principio, se sintió algo sorprendido, pero entonces recordó: era su cumpleaños. Dabi había estado haciendo todo lo posible para sorprenderlo, y él estaba emocionado por ver qué tenía preparado.

Cuando salió de la habitación, el aroma a panqueques recién hechos invadió sus sentidos. Se acercó a la cocina, donde su hija pequeña estaba sentada a la mesa, completamente concentrada en un dibujo. Al ver a su papá entrar, levantó la mirada y sonrió.

—¡Papá, feliz cumpleaños! —exclamó, corriendo hacia él para darle un abrazo.

—Gracias, princesa —dijo Hawks, abrazándola con fuerza. —¿Qué estás haciendo?

—Estoy dibujando algo para ti —respondió ella con orgullo. —Es un regalo, pero tienes que esperar hasta que termine.

Hawks rió con ternura, acariciando su cabeza. —Me encanta todo lo que haces, ya quiero verlo.

Dabi apareció en ese momento con una bandeja llena de panqueques, acompañados de frutas y sirope. —Feliz cumpleaños, amor —dijo Dabi, colocando la bandeja sobre la mesa.

Hawks sonrió y se acercó para besar a Dabi en la mejilla. —Gracias, Dabi. Todo esto se ve increíble.

—Lo preparé con mucho cariño —dijo Dabi con una sonrisa. —Hoy es tu día, y quiero que lo disfrutes.

En ese instante, la puerta del comedor se abrió y entró la mamá de Hawks, quien había llegado para unirse a la celebración. —¡Buenos días, familia! ¿Todo listo para el cumpleaños de mi pequeñito?— dijo con una sonrisa amplia.

—¡Abuela! —gritó la niña, corriendo a abrazarla.

—Qué bueno que llegaste, estaba deseando que estuviéramos todos juntos. —respondió Dabi, abrazando a su madre.

La madre de Hawks se acercó a su hijo y lo abrazó con cariño. —Feliz cumpleaños, Hawks. Estoy muy feliz de estar aquí con ustedes en este día tan especial.

—Gracias por venir, madre. Pensé que te ibas a quedar un rato más allá y legarías tarde. —respondió Hawks, dándole un beso en su mejilla.

—¿Y perderme el honor de poder verte a ti y lo mucho que has crecido? Mocoso insolente...ya veo cuánto me quieres.

Dabi se sentó junto a Hawks, y la mamá de Hawks se acomodó en una silla cerca de ellos. La niña, mientras tanto, se sentó a su lado, sacando un dibujo que había estado trabajando por la mañana.

—Papá, ya casi termino el dibujo —dijo ella, con una mirada decidida.

—Estoy ansioso por verlo —respondió Hawks, sonriendo de forma sincera.

—Y...¡terminé!— dijo con entusiasmo, entregándole el dibujo. Era una imagen de la familia, con ellos tres rodeados de alas, simbolizando la unión que compartían.

—¡Es perfecto! —dijo Hawks, tocando el dibujo con suavidad. —Me encanta. Muchas gracias, princesa.

—Lo hice con mucho amor —dijo ella, sonriendo satisfecha.

—Lo voy a poner en un lugar muy especial —dijo Hawks con una sonrisa al ver cómo la pequeña se emocionaba por la reacción de su padre.

Mientras todos disfrutaban del desayuno, la conversación fluía con facilidad. La madre de Hawks observaba con cariño a su hijo y a Dabi, admirando cómo su familia había crecido y se había fortalecido con el tiempo.

—Cada vez que veo cómo se cuidan, me siento más feliz por ustedes —dijo la madre de Hawks con voz suave. —Sé que la vida no siempre fue fácil, pero el amor que han creado es lo que importa.

Hawks la miró con gratitud. —Gracias, mamá. Nunca imaginé que encontraría algo tan verdadero y duradero. Dabi y nuestra hija son mi mayor regalo, y tenerlos a ustedes en mi vida es lo que realmente importa.

Dabi, escuchando a su suegra y a Hawks, sonrió, satisfecho con la paz que había logrado construir. —A veces los momentos sencillos, como hoy, son los más significativos.

Después de desayunar, la niña y la madre de Hawks organizaron una pequeña sorpresa. Dabi había preparado una mesa en el jardín trasero, decorada con flores, velas y una tarta especial. Aunque Hawks no había esperado mucho más que un día tranquilo, esta pequeña sorpresa lo hizo sentir aún más amado.

—Esto es hermoso —dijo Hawks, al ver la mesa preparada. —No hacía falta tanto, pero esto...esto es perfecto.

La madre de Hawks se acercó a él y le dio un suave beso en la mejilla. —Te queremos mucho, Hawks. Me siento afortunada de tenerlos a todos en mi vida.

Dabi se acercó a Hawks, rodeándolo con su brazo, mientras observaban la escena familiar con ternura. —Gracias por ser parte de nuestra vida, por ser el pilar que necesitamos.

—Yo siempre estaré aquí para ustedes —dijo Hawks, con la voz cargada de emoción. —Hoy es un recordatorio de lo afortunado que soy por tenerlos a ustedes.

A lo largo del día, hubo juegos, risas, y momentos tranquilos entre familia. La niña corrió por el jardín, jugando con su abuela mientras Dabi y Hawks se relajaban, disfrutando de la paz que su hogar les brindaba.

—Este es el mejor cumpleaños que he tenido —dijo Hawks, mirando a Dabi con cariño. —No necesito más, solo esto.

—Feliz cumpleaños, Hawks —respondió Dabi, besándolo suavemente. —Te amo más de lo que las palabras pueden expresar.

La madre de Hawks, desde su silla, observaba la escena con una sonrisa. —A veces la vida nos sorprende con lo que menos esperamos. Ustedes son un ejemplo de lo que significa sanar, crecer y formar una familia. Me hace muy feliz verlos tan unidos.

Al caer la tarde, la niña ya estaba cansada y se quedó dormida en el regazo de su abuela, mientras Dabi y Hawks se sentaron juntos a disfrutar del final del día.

—Gracias por hacer de mi cumpleaños un día tan especial —dijo Hawks, mirando a Dabi con ojos llenos de gratitud.

—Te amo, Hawks —respondió Dabi, besándolo suavemente. —Feliz cumpleaños

Y, mientras el sol comenzaba a esconderse en el horizonte, ellos sabían que, más allá de cualquier celebración, su mayor regalo era tenerse mutuamente, rodeados del amor de su familia.