20. Falling All In You.

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Jueves, 2 de junio de 2022.

Aeropuerto Internacional de Monterrey.

12:10 A.M.




Cat.

—¡Hogar, dulce hogar! —Exclamó Pato con los brazos abiertos soltando un suspiro feliz en cuanto bajamos del avión. No pude evitar reírme.

Después de viajar literalmente todo el día por fin habíamos llegado a nuestro destino. Aunque quisiera decir que el viaje fue largo y aburrido, no fue así, y todo se lo agradecia a Pato, quien se encargó de hacer más ameno el viaje, estuvimos hablando de muchas cosas, sobre nosotros, nuestras familias y amigos; vimos películas, comimos, realmente hicimos demasiadas cosas, logrando que el viaje fuera más rápido de lo que pensamos.

Caminamos con nuestras maletas en mano hacia la salida donde seguramente Elba, la hermana de Pato, ya nos esperaba, ansiosa por nuestra llegada. Efectivamente, tenía razón, en cuanto la mexicana nos vio salir, una gran sonrisa se extendió por su cara y casi corrió para recibirnos con emoción.

Lo que no esperaba y me tomó por sorpresa fue que se acercó primero a mi y me recibió con un gran abrazo que no dude en corresponder.

—¡Cuñis, hola! —me saludó con emoción— No sabes lo feliz que Pato me hizo cuando dijo que vendrías con él.

—Bueno, ya tenia tiempo sin verte cuñis, no podía perder la oportunidad de estar aquí —respondí con una sonrisa separándome del abrazo.

—De verdad me da gusto que estés aquí. Mis papás también están ansiosos por verte —Me sonrió y se volvió a su hermano para abrazarlo— Hola hermanito, es bueno verte otra vez.

—También me da gusto verte hermanita —le correspondió el abrazo mientras dejaba un beso en su cabeza.

Luego de esa bonita bienvenida, nos subimos a la camioneta de Elba y nos dirigimos a la casa de los padres de Pato, donde nos quedaríamos esos días, Elba también se estaba quedando ahí.

Mientras Pato y Elba se ponían al día de sus ajetreadas vidas, yo miraba por la ventana la ciudad como si fuera la primera vez que estaba aquí.

La verdad es que no era así, he estado en esta ciudad muchas veces, con mis amigos, con Pato, incluso en vacaciones de verano con los O'Ward, me encanta estar aquí, a pesar de que mi vida y mi casa está en Mónaco, Monterrey era mi segunda casa, y quien no me conoce se preguntaría, ¿Cómo puede ser posible? Monterrey no es nada comparado con Mónaco, tal vez, pero lo que en realidad me hacía amar este lugar era la gran familia que tienen los O'Ward, unidos, felices, amándose.

Los padres de Pato eran esas personas que te hacían sentir no quererte ir nunca, tal vez para la mayoría de las personas puede ser algo tonto o cursi, pero para alguien que nunca tuvo una familia, ni el cariño de sus padres, a quien su padre abandonó cuando era solo una niña de tres años y fue criada la mayor parte de su vida por su hermano mayor y sus abuelos, porque así fue, que una familia que con conocerte en solo un día te quiera como a su propia hija, significaba tanto para mí. Por eso me sentí segura y feliz de estar aquí.

Y de alguna forma, por eso mi hermano estaba tranquilo, porque como él me ha dicho muchas veces, mientras yo me sintiera feliz, él también lo era, y si estoy incluso al otro lado del mundo, no importaba.

En cuanto llegamos a la gran casa de los O'Ward y Elba abrió la puerta dándome paso para entrar fui recibida con abrazos y cariño de sus padres, fue una cálida bienvenida y como había dicho Elba, estaban felices de volver a verme. También saludaron a Pato con mucho entusiasmo, diciendo cuanto lo extrañaban y lo felices que estaban de que pudiera tener unos días para verlo, Pato los abrazó a los dos con mucho amor, acción que me hizo sonreír, Pato realmente era muy lindo.

Race Of Glory | CS, LN, PODonde viven las historias. Descúbrelo ahora