Cap:42

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• NARRA Jisoo

Nunca me tomé en serio eso que decían de " el amor es una mierda". Nunca me había enamorado antes tampoco, a decir verdad. Ahora estaba corroborando esa frase que tanta fama tenía, y la estaba verificando bien.

Tras aquella noche, ni siquiera me quedé en el hotel. Un vuelo de vuelta a Los Ángeles y a casa. Odiaba mi propia casa, lo odiaba todo. Simplemente, todo lo que rodeaba me recordaba a Rosé, porque todo en cuanto vivía, veía, respiraba, era ella. No podía estar más de diez segundos sin pensar en Rosé, y notar como una presión en el pecho aparecía de nuevo. Me era familiar aquellos días. Por las noches, intentaba dormir pero no podía. Las pesadillas eran el sustento de cada noche, y no tenía a Rosé para que me abrazara, porque ella estaba con otra . El olor de su almohada me dolía, y me daban ganas de llorar con cada palabra que pronunciaban en mis pensamientos recordando lo que algun vez Rosé había dicho. Dijo que nunca me dejaría, dijo que me quería. Dijo que estaba enamorada de mi. Mis ojos hinchados de llorar, miraban el techo en busca de algún consuelo, pero no había nada. Dios no existía, no había un clavo ardiendo al que agarrarse. Mi vida volvia a estar vacia como hace nueves meses. ¿Tan mal había estado viviendo aquellos años?.No sabía que había este vacio en mi, y Rosé lo había ocupado de forma completa. Sus defectos, sus pequeños e insignificantes defectos eran complementos de los míos.

Me levanté de la cama y baje las escaleras de casa, pasando por la cocina que ni siquiera quería mirar por tantos recuerdos que traía .Simplemente, le di mi vida a Rosé y ella la hecho por la borda.

Cogí mi vieja guitarra, color marrón .Hacia años que no tocaba, o que no sacaba aquella guitarra. Quizás desde que era adolescente, o desde que no sentía nada. Me senté en las hamacas de la piscina, observando el agua y escuchando aquel relajante sonido que hacia al entrar y salir por los desagües, y como la brisa movía el agua como si soplase a conciencia sobre ella. Al día siguiente la botella de whisky era mi mejor amiga. Me acerqué hasta la mesita del salón, donde antes tenía una foto con Cristina. Donde Rosé cogió la foto y me pregunto si era mi novia. Cogí el marco y observe mi cara, y la cara de Rosé, Estábamos tan felices
O por lo menos yo, a ella probablemente le daba igual yo Aquellos pensamientos en mi cabeza me hacían más daño aún, pero no podía evitar pensar eso. Saqué la foto del marco y la rompí, lentamente, como si fuese doloroso hacerlo todo de una vez.

Jisoo:  Estas muerta - Susurré en bajo, apretando la parte de su foto haciéndola una pelota que tire a la piscina con rabia, inundandome de nuevo en lágrimas y dejándome caer al suelo. Ni siquiera me hacia falta vaso, bebía directamente de la botella.El líquido quemaba mi garganta, pero era más agradable que las lágrimas que quemaban mis ojos.

Yo no merecía esto, yo no merecía nada de esto. Un trago tras otro, subiendo a mi cabeza tan rápido como el ayuno de dos días le permitía a mi cuerpo. Escuchaba golpes en la puerta pero, no podía levantarme, no quería Seguí bebiendo de la botella, cerrando los ojos y apoyando la cabeza a la pared. Mi móvil sonó y vi un mensaje de Rosé .Una punzada en el pecho me dio más fuerte que nunca, quemandome ojos a base de lágrimas.

Rosé: Jisoo soy yo... Rosé Siento que lo nuestro no funcionará. Espero que encuentres a tu persona y ....

No leí más porque aparté el móvil de un manotazo lanzandolo por el suelo y comencé a llorar de nuevo. Me dolía la garganta de llorar, un agarrotamiemto de los músculos doloroso hacerlo todo de una vez.

Jisoo: Estas muerta - Susurré en bajo, apretando la parte de su foto haciéndola una pelota que tire a la piscina con rabia, inundandome de nuevo en lágrimas y dejándome caer al suelo. Ni siquiera me hacia falta vaso, bebía directamente de la botella .El líquido quemaba mi garganta, pero era más agradable que las lágrimas que quemaban mis ojos.

Yo no merecía esto, yo no merecía nada de esto. Un trago tras otro, subiendo a mi cabeza tan rápido como el ayuno de dos días le permitía a mi cuerpo. Escuchaba golpes en la puerta pero, no podía levantarme, no quería Seguí bebiendo de la botella, cerrando los ojos y apoyando la cabeza a la pared. lanzandolo por el suelo y comencé a llorar de nuevo. Me dolía la garganta de llorar, un agarrotamiemto de los músculos que ya era cómico.













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