Estos día han sido difíciles, ya que se estaba por acabar el ciclo escolar, lo que significaba que estaba rodeada de exámenes de todas las materias, y con eso mucho pero mucho estudio y nada de tiempo para mi ni para mis amigos.
Aunque no les puedo negar que si los e visto, ya que nos juntamos a estudiar, no todos juntos, solo una vez estuvimos todos juntos y lo que menos hicimos fue estudias, así que tuvimos que dejar esa idea aparte y centrarnos en lo que teníamos que hacer.
Estaba sentada en mi escritorio, rodeada de libros y apuntes. La luz del sol entraba por la ventana, pero apenas lo notaba, sumergida en mi mundo de fórmulas y teorías. Soy una estudiante dedicada y sé que el examen final se acerca rápidamente. La presión es intensa, y aunque amo aprender, siento el peso del estrés acumulándose sobre mis hombros.
Justo cuando estaba resolviendo un problema particularmente difícil, el sonido del timbre me sobresaltó. Me levanté de mi silla con curiosidad y un poco de fastidio por la interrupción. Al abrir la puerta, me encontré con un señor mayor, vestido con un uniforme de repartidor, que sostenía una hermosa peonía, mi flor favorita.
—¿Amelia? — preguntó el repartidor con una sonrisa amable.
—Sí, soy yo —respondí, sorprendida.
El señor me entregó la peonía con delicadeza y, junto a ella, una pequeña carta. Tomé la flor y noté inmediatamente su suave fragancia, que me trajo un poco de paz en medio de mi agitado día.
—Alguien especial te manda esto —dijo el repartidor antes de despedirse.
Cerré la puerta y me dirigí al escritorio, observando la flor con una mezcla de asombro y alegría. Con cuidado, abrí la carta y leí en voz alta:
"Sé que tienes mucho estudio, para que no estés estresada, amore mio."
Un suspiro escapó de mis labios, y una cálida sonrisa iluminó mi rostro. Pensé en quién podría haber enviado la flor. Sabía Mi mejor amiga, Vale, siempre sabe cómo hacerme sentir especial en momentos de estrés. Sin embargo, la palabra "amore mio" me hizo pensar que debía ser de otra persona
Coloqué la peonía en un pequeño jarrón sobre mi escritorio y, sintiéndome renovada, volví a mis estudios con una energía renovada. Agradecí tener a alguien que pensara en mí de una manera tan especial, aunque no estuviera completamente segura de quién era el autor del gesto. La duda me hacía sonreír y, de algún modo, añadía un toque de misterio y emoción a mi día.
Sin embargo, la curiosidad me llevó a tomar el teléfono y llamar a Valeria. Después de unos pocos tonos, su alegre voz respondió.
—¡Hola, Ame! ¿Cómo vas con los estudios?
—Hola, Vale. Justo acabo de recibir una peonía preciosa con una nota. La nota decía: "Sé que tienes mucho estudio, para que no estés estresada, amore mio". ¿Fuiste tú?
Valeria soltó una risa ligera.
—Me encantaría decir que sí, pero no, no fui yo.
—Eso pensé, pero no estoy completamente segura —respondí, un poco desconcertada.
—Bueno, sea quien sea, sabe cómo hacerte sonreír. Relájate un poco y disfruta de la flor, te lo mereces, tienes un admirador secreto tía.
—Jajaja, no lo se, debe de ser algún juego de alguien, bueno te dejo que estoy estudiando.
—¡Si que va! Y suerte con los estudios, ¡tú puedes!
Coloqué la peonía en un pequeño jarrón sobre mi escritorio y, sintiéndome renovada, volví a mis estudios con una energía renovada. Agradecí tener a alguien que pensara en mí de una manera tan especial, aunque no estuviera completamente segura de quién era el autor del gesto. La duda me hacía sonreír y, de algún modo, añadía un toque de misterio y emoción a mi día.
Pero algo que me dejo mas con la duda es que esa persona sabia que la peonia era mi flor favorita, y eso es algo que jamás se lo eh contado a nadie, o eso creo, solo a mi madre. le tendré que preguntar a ella cuando vuelva de su trabajo.
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Entre la lluvia y los rayos
Novela JuvenilAmelia Rodrigues una chica muy alegre, la cual nunca se mete en problemas, o así fue por un tiempo. Oscar Diaz un chico conocido en el mundo del boxeo gracias a su gran talento dentro del ring, pero jamás tocaría a alguien afuera de este ¿o si?. D...