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El cumpleaños de Matthew finalmente ha llegado

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El cumpleaños de Matthew finalmente ha llegado.

Es por ello que me encuentro en la mansión Evans. Le pedí ayuda a Lauren para poder realizar el pastel, a lo que ella accedió con gusto. De modo que la cocina se encuentra llena de actividad.

La experta repostera, me guía con paciencia mientras mezclamos los ingredientes para batir la mezcla. La harina se esparce como una fina lluvia sobre el bol, y el aroma a vainilla se entrelaza con el del chocolate. Lauren sonríe, y sus ojos brillan mientras me cuenta anécdotas sobre su abuela, y las recetas de cocina que le enseñó. Me siento agradecida por su amabilidad y por la oportunidad de aprender algo nuevo.

El comentario de Joseph sobre el cumpleaños de Matthew me intrigó. Entonces tuve que conversar con Caroline antes de tomar esta decisión. De modo que su tía pudo contarme la verdad detrás del asunto; fue un tema incómodo, pero al menos logró explicar un poco del motivo principal.

La madre de Matthew, una mujer fuerte y luchadora, perdió la batalla contra el cáncer. Fue en esos días cercanos a su cumpleaños cuando todo cambió. Matthew, aún joven, vivió el dolor de verla sufrir, de sentir cómo la enfermedad destrozaba cada órgano en su cuerpo. La depresión se apoderó de él, y aunque el tiempo ha atenuado la herida, el recuerdo persiste. Celebrar su cumpleaños sería revivir esos momentos oscuros, y es por eso que Harrison ha preferido evitarlo.

Comprendo profundamente ese sentimiento, pues yo misma no he vuelto a visitar la tumba de mis padres. No es por falta de amor o porque sea una hija ingrata, sino porque el recuerdo es un cuchillo que se clava en lo más profundo de mi ser. Cada vez que pienso en ellos, siento cómo mi alma se parte en dos pedazos, como si estuviera atrapada en un abismo de añoranza y tristeza.

A veces, cierro los ojos y puedo ver sus sonrisas, escuchar sus voces, pero también revivo el momento en que los perdí. Es como si el tiempo se detuviera en ese lugar, y yo quedara atrapada en una eterna pesadilla infernal.

Me pregunto si soy lo suficientemente fuerte para enfrentar esos recuerdos. No imagino lo que Matthew debió sufrir siendo tan solo un joven de trece años. Sin embargo, he aprendido que la debilidad no está en sentir, sino en negar lo que somos. Somos seres de carne y hueso, vulnerables y llenos de cicatrices. Y aunque el dolor nos desgarre, también nos enseña a amar más profundamente, a valorar cada momento y a encontrar belleza en la fragilidad.

Quizás debamos aprender a vivir con el dolor, aceptarlo como parte de nuestra historia. No hay una fórmula mágica para sanar, pero podemos abrazar la tristeza, como en esa película de Disney. No es menos desgarrante para Matthew o para mí; simplemente es una experiencia compartida que forma parte de nuestra vida.

Pero hoy, en esta cocina, siento que estoy construyendo algo nuevo. Un pastel que no solo endulzará su paladar, sino también su corazón. Porque, al final, nuestro amor es más fuerte que cualquier tristeza. Y quizás pueda lograr que Harrison descubra que hay belleza en celebrar la vida, incluso cuando las sombras del pasado amenazan con oscurecerlo todo.

Incendio (ECLIPSE libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora