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Acababas de romper con tu ex, Myung Jaehyun.
Para ser honesto, lo veías venir, pero aun así te dolió dolorosamente, ustedes dos habían estado juntos durante casi 2 años. Lo sorprendiste engañándote con otra mujer en tu habitación compartida, lo cual te pareció absolutamente repugnante.
Si ya no estarías con Jaehyun , ¿quién más te satisfaría tan bien como él?
Quizás tu mejor amigo pueda; Leehan.
Entonces te presentaste en su casa, con nada más que una venda en los ojos en una de tus manos.
Rápidamente encontraste tu espalda presionada contra el suave colchón de la cama de Leehan. La ropa quedó tirada por el suelo, con la venda atada alrededor de la cabeza.
Desde hacía unos minutos, había salpicado tu cuello con abundantes besos, dejando un par de marcas rojas y violáceas en su camino. Chupó tus alegres pezones, tomando uno en su boca mientras sus dedos movían y retorcían el otro, sofocando un suave gemido. Le desconcertaba lo bonitos que eran tus pechos, curvas perfectas rematadas con capullos de color rosa.
Continuó mordisqueando tu piel afelpada, desde la mandíbula hasta la clavícula, pintándote con la boca como si fueras su obra maestra en ciernes. Te veías tan bonita debajo de él así, aunque no puedas verlo.
Después de tener suficiente de tu cuello y pecho, te puso boca abajo, el gesto repentino te sobresaltó. Con los ojos vendados, era difícil saber qué iba a pasar a continuación.
Tomó su dura polla en su mano, bombeándola un par de veces antes de llevarla a encontrarse con tu coño empapado. Decidió deshacerse del condón, de todos modos nunca mencionaste nada al respecto. Podías sentirlo empujándote en tu entrada, un inmenso deseo creciendo mientras movías tus caderas más cerca de él, "Hmn-... Por favor, date prisa..." Gemiste.
"¿Estamos ansiosos?" Bromeó, una pequeña risa escapó de sus labios, "Las chicas buenas tienen paciencia. Eres una buena chica, ¿no?" Preguntó, con la voz casi completamente llena de lujuria.
No respondes.
Tu cerebro estaba completamente nublado por la desesperación y solo podías dejar escapar otro gemido.
Una sonrisa se forma en su rostro.
Nunca pensó que tendría a su mejor amiga en su cama, abierto para que él lo usara. Siempre ha estado un poco enamorado de ti, no lo negará.
Con su polla ya alineada con tu agujero suplicante, comenzó a dejar que su longitud se hundiera lentamente en ti y, oh hombre, era grande. Los pequeños gemidos que sacó de ti solo lo alimentaron más, el deseo de arruinarte solo se hizo más fuerte.
No mucho después, tocó fondo, con toda su polla profundamente y cómodamente dentro de ti. "Joder, qué apretado para mí", murmuró, mientras comenzaba a empujarse dentro y fuera de ti lentamente para que te acostumbraras a su tamaño. Tus pequeños y lindos ruidos solo se hicieron más fuertes.
