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Sungho había sido mucho más afectuoso físicamente que de costumbre desde que contrajo la gripe. Esa debería haber sido tu primera señal.
Los primeros signos de su enfermedad comenzaron contigo acostado boca arriba en el sofá, absolutamente inmerso en el mundo fantástico de tu lectura actual mientras él hablaba distraídamente solo, jugando en la televisión con tus piernas apoyadas en su regazo. Estabas tan inmerso en tu novela que quizás te perdiste la primera tos que dejó escapar.
Luego el segundo.
Y luego, finalmente, el tercero que hizo que fruncieras el ceño con preocupación mientras bajabas el libro.
"¿Bebé?"
"¿Eh?" Sungho preguntó distraídamente, acababa de romper un regalo tuyo que casi lo hizo desmayarse en el acto.
Se perdió la expresión levemente preocupada que se dibujaba en tu rostro, pero cuando finalmente la captó, hizo una doble mirada: miró tus labios lentamente fruncidos antes de arrastrar sus ojos de nuevo a la pantalla del televisor.
"¿Por qué tan azul, nena?" Sungho seguía hablando distraído, con la cabeza vuelta hacia un lado y los ojos pegados a la pantalla. Tose una vez más, lo que hace que descartes tu libro a un lado por completo. El sofá ondula debajo de ustedes dos mientras se sientan, quitando las piernas de su regazo todo el tiempo mientras te moviste, él mantuvo su mirada sobre ti, el corazón le latía rápidamente cuando empujaste contra su costado y colocaste tu mano en su sien.
"Bebé, ¿te estás enfermando?"
No pudo formar ninguna palabra porque tu pecho estaba presionado contra su bíceps y casi deja caer su controlador al descubrir que no llevabas nada debajo de tu camisa de gran tamaño.
Verte tan preocupada por él, removió algo siniestro en la boca de tu estómago, algo que ansiaba ser nutrido por ti.
"Eres tan bonita, ¿lo sabías?" Aparta la mirada de la pantalla del televisor por un momento para mirar la curva de tus senos que sobresalen de tu endeble camisa. Sungho inmediatamente deja de hacer lo que le estaba haciendo y te coloca en su regazo. Tu ceño se profundiza como el inconfundible charco de preocupación que crece en el fondo de tu estómago. Dejaste que se acurrucara en tu pecho mientras seguías sintiendo calor alrededor de sus orejas, su mandíbula, su cuello.
"Creo que estás sufriendo algo".
"Tienes razón", dice, echándose hacia atrás para ponerse la camisa sobre la cabeza, "Es letal. Los expertos dicen que la única cura es que mi atractiva novia me monte hasta que yo-"
"Sungho, lo digo en serio."
A partir de entonces tomó el medicamento a regañadientes, pero aún así sus avances fueron fuertes...
"- fue la mejor cabeza que he tenido en mi puta vida, amigo, te lo aseguro", le dice Sungho a Jaehyun por teléfono. Mientras recuerda, camina desde la cocina hasta la sala de estar, sosteniendo un plato humeante de sopa Butternut que le había preparado para combatir su "resfriado".
