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LEEHAN-TAESAN

LeeHan odiaba la forma en que te tocaba.

Odiaba la forma en que sus manos recorrían tus curvas, la forma en que empujaba sus labios contra los tuyos, la forma en que te empujaba firmemente sobre el suave material del colchón.

Pero lo que más odiaba era que él no era el que estaba contigo en la habitación, solo un observador.

Tenía una vista perfecta de su dormitorio desde su posición actual. Las flores y las hojas del arbusto lo ocultaban en la oscuridad.

LeeHan solo te había visto de lejos; la primera vez fue un gccidente, él jurado que lo fue. Se había encontrado caminando por el oscuro campus, dando un paseo nocturno para tranquilizar su mente durante la agitada temporada de exámenes y luego te vio.

Acostada con la cara hundida en las almohadas y el culo hacia arriba, usando un juguete poco impresionante para excitarte.

Las cortinas transparentes hacen poco para cubrirte.

Habían pasado alrededor de 3 meses desde entonces. El nunca interactuó contigo fuera de estos momentos...(si es que acaso podías llamarlo una interacción).

Optó por ser un observador y continuar viviendo su vida sin siquiera entrar en contacto.

Hizo lo mejor que pudo para evitarte, sintiéndose culpable después de cada visualización nocturna.

De pie en la dicha tratando de lavar sus acciones impuras, diciéndose a sí mismo que no se atrevería a volver atrás. Hizo lo mejor que pudo, pero cayó en la tentación cada vez.

No ayudó cuando empezaste a incluir a un tercero en la ecuación.
LeeHan envidiaba a TaeSan, el debería ser quien te hiciera sentir bien, tus labios deberían pronunciar su nombre y tua piernas deberían estar envueltas alrededor de su cintura.

No las de TaeSan.

Incluso envidiaba el nombre del mayor, (DongMin) corriéndose descaradamente cuando pronunciadas un nombre casi idéntico. [DongHyun- DongMin] no podía oírte, pero la forma en que tus labios se mezclaban y las sílabas salían de tu lengua lo hacían agarrar descaradamente su miembro necesitado.

Esta noche no fue diferente.

TaeSan había entrado en tu dormitorio no hace mucho tiempo, sujetándote contra la pared de tu habitación y sin perder tiempo, presionando sus labios contra tu cuello.

La entrada daba directamente a la ventana, lo que significaba que la vista de LeeHan estaba oscurecida por el cuerpo de TaeSan. Solo podía ver tus prendas superiores tiradas y al hombre más alto marcando tu cuello.

Tu cabeza se inclina hacia atrás sobre la puerta mientras tu pequeña mano agarra la parte de atrás del cuello de TaeSan, sus labios marcan todo tu cuello y hombros sin dejar espacio sin marcar. El observa como TaeSan agarra tus muslos y te levanta en el aire, empujando tu pequeño cuerpo contra la puerta.

Las caderas del mayor empujan hacia las tuyas mientras sus labios entran en contacto con los tuyos, dejándote sin aliento.
Dios, como desearía que fuera el.

LeeHan observa cómo TaeSan arroja tu figura sobre el colchón, inclinandote sobre la cama y dándole la vista perfecta de tu rostro feliz.

Observa cómo TaeSan besa tu espalda y te quita la ropa interior, dándose acceso a tu dulce centro.

TaeSan se sumerge, abriendo tus piernas para comer tu coño desde atrás y LeeHan observa. Sus cejas se aprietan mientras observa tu mandíbula abrirse, imaginando los dulces sonidos saliendo de tus labios.

El pensamiento de tu esencia goteando por sus labios y manchando su camiseta.

El aroma de tu centro estando tan cerca, que solo podía soñar con probarlo. No importaba cuando quisiera LeeHan perdedores en su placer, no se atrevería a apartar la mirada de ti.

No podía dejar que TaeSan te tuviera solo para él.

TaeSan se pone de pie, elevándose sobre su figura encorvada mientras presiona su ingle contra tu trasero, agarrando tu cabello y tirándote hacia arriba.

LeeHan gime. No le importaba si alguien lo escuchabas, tener tu cuerpo en completa exhibición para él y no dejar nada a la imaginación era todo lo que podía pedir.

Manos agarrando tu pecho, trazando tu figura. Su polla deslizándose entre tus muslos y golpeando tu clítoris, haciendo que tu cuerpo salte con cada toque.

LeeHan siente que su cara se pone roja, no sabe si estar enojado o no por el hecho de que no está experimentando esto o si está excitado solo por ver algo tan privado. Su agarré alrededor de su longitud se aprieta, us bombeos disminuyen mientras aprieta los dientes. Él no se atrevería a correrse delante de ti.

El estiramiento de la polla de TaeSan te hace morder tu labio lo suficientemente fuerte como para sacarte sangre, el pulgar de LeeHan roza ru punta, sabe que podría llenarte igual de bien, si no mejor, queriendo rozar tu cervix y follarte por completo, hacerte suya en su lugar.

—iDongMin! iDongMin! iDongMin!-las palabras que salen de tus labios lo ponen aún más duro, está tan cerca de ser el que te gusta, pero tan lejos al mismo tiempo.

TaeSan empuja la parte superior de tu cuerpo hacia abajo, usando su agarre en tu cabeza para enterrar tu cuerpo más profundamente en el colchón, la baba sale de tus labios y mancha las sábanas.

Tus manos agarrando el material de felpa.

—Mierda —LeeHan está jadeando fuerte ahora. Cuanto necesita estar dentro de ti, necesita que lo envuelvas y le saques todo lo que tiene para darte.

Y te observa temblar, te observa terminar, te observa apretarte contra otro hombre, lo observa todo.
Y TaeSan lo ve mirar.

Cerrando sus ojos con los del chico más joven, levanta tu cabeza para darle a LeeHan una buena mirada a tu rostro feliz, tus ojos giran hacia atrás de tu cabeza mientras jadeas rápidamente. Y él sonríe.

Él tiene exactamente lo que él otro no puede tener.
TaeSan te da la vuelta y te muerde el hombro, con sus ojos todavía fijos en los de LeeHan, reclamándote como suya.

LeeHan no puede apartar la mirada de la escena que se desarrolla frente a él, con lo sonos fijos en como TaeSan comienza a abrirte.

La mano envuelta alrededor de su miembro se acelera mientras observa al mayor embestirte, agarrando tu cara para hacerte mirarlo justo cuando LeeHan se corre por toda su mano, goteando hasta manchar sus pantalones.

Y se da cuenta de la situación, su cara y sus orejas se ponen rojas cuando vuelve a mirar dfijamente a TaeSan, metiendo rápidamente su miembro en sus pantalones y abandonando la escena.

Prometiéndose a sí mismo nunca volver, pero sabe que eso no es cierto.