Capítulo 1 (Audrey)

23 5 10
                                    


Owen  Sheeran es mi gran dolor de cabeza.

No hay chico mas mujeriego que ese.

En la escuela lo llaman el ladrón de corazones.

Osea el chico esta bueno, pero no es como para arrastrarse por el piso por él, es un ser humano igual que yo.

Obvio tiene mas dinero que yo, pero mas nada, tiene ojos, nariz, boca, brazos, piernas, la única diferencia es que él es hombre y yo mujer.

No sé que le ven las demás, anda todo el día como moscas a la comida.

Seguro que ha estado con media preparatoria.

Todos los días trae a una rubia anoréxica diferente, es que parece que a él las únicas que le gustan son las rubias.

No digo todo esto porque sienta envidia de todas esas chicas.

En estos tres años no había estado en su radal, hasta que el profesor me miro fijamente y me dijo: Audrey Walker sientate al lado de Owen Sheeran y por favor dale  unas tutorías a ver si pasa de grado y logra aplicar en el próximo curso a alguna universidad.

Estoy segura que cuando estuvieron repartiendo la buena suerte yo llegue tarde y me toco lo que quedo, la mala suerte.

No bastaba  con que me sentara a su lado también debía sacar tiempo libre para darle tutorías al niño, ya que el no puede coger un triste libro y ponerse a estudiar, esto es lo último que trajo el barco.

Y para colmo el piensa que esto es una gracia.

Trato de explicarle los ejercicios y el solo sabe coquetear y yo estoy a punto de lanzarle el libro por la cabeza, haber si se le abre para revisar que hay en ese cerebro.

El niño no puede pasar ni dos segundos sin intentar ligar.

Estoy a punto de dimitir con el profesor, pero seguro si lo hago dirá que le de una oportunidad y Owen pondrá ojos de cordero degollado y mi conciencia intervendrá y mi corazón sentirá pena por él.

Esta es la segunda semana de tutorías y no se si es que yo me explicó mal o él que anda mirando las musarañas y no presta atención a lo que digo.

— ¡Owen esta es la segunda semana de tutorías y tu no apruebas ni una tarea escrita! ¿Qué es lo que pasa? ¿Me estoy explicando mal o tu solo miras las musarañas?— Le dije exasperada.

Y el muy tonto sonrió.

— ¡Así que esto te da gracia! ¡Qué bueno!— Dije mirándolo mal, muy mal diría yo.

— ¡Qué linda te pones cuando te enojas!— Dijo aun sonriendo como tonto.

— ¿En qué quedamos?— Dije refiriéndome al acuerdo de no mas coqueteos a mi persona.

— En que aceptarías ser mi novia.— Ven porque es tan molesto.

— Tu juego conmigo no funciona.— Dije cruzándome de brazos.

— Yo no estoy jugando.— Contestó tan fresco como una lechuga.

— A mi no me robarás el corazón como esas chicas.— Le aseguré.

— No estés tan segura.

Ja.

Todas las bobas esas hicieron que el ego le creciera.

— Mi corazón esta encadenado y tiene unas estacas de hierro que no permitirán que ni tu ni nadie lo saque de donde esta.— Él se río.

— ¡Hay que tierna eres! Por eso debes ser mi novia.— Mira tu, ser tu novia jamás.

— Las que aceptan ser tus novias solo duran un día.

— Tú seras para siempre.

Les juro que si no conociese que fuese un mujeriego le hubiese creído.

— Te conozco y se que eres incapaz de estar con alguien por mas de una semana.— Le dije guardando mis apuntes.

— Ni tu ni nadie me conoce.

— Yo nunca podría enamorarme de un mujeriego como tú.

— No estés tan segura.

— ¿Hagamos una apuesta?

— Pide por esa boca preciosa y lo que me pidas sera tuyo.

— Quien se enamoré primero tendrá que hacer lo que el otro diga.

— Si yo gano, seras mi novia y no acepto un no por respuesta.

— Si yo gano le pediras disculpas a cada una de las chicas a las que le robaste el corazón y se lo hiciste trizas.

— Vale.

— De acuerdo.

Quisiera saber en que lío me metí.

¿De dónde vino la idea esa de ese trato?

Tengo que ganar este trato.

No puedo enamorarme de él.

No puedo.

Él es el ladrón de corazones.

Lo único que haría seria robarme el corazón y partirme el corazón en pedasitos como lo ha echo con las demás chicas.

No, ni el ni nadie podrá entrar en mi corazón.

Jamás.

Ladrón de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora