Ladrón de corazones

Capítulo 17 (Oliver)

Para mi Sarah era la chica mas hermosa de la preparatoria.

Sus rizos rubios como los rayos del sol.

Sus ojos verdes como la esperanza.

Su amabilidad.

Cada rasgo de ella me dejo prendido.

Y cuando por fin me había acercado a ella.

Cuando por fin pude decirle lo que sentía y ser correspondido por ella.

Cuando por fin ambos nos entregamos el uno al otro en cuerpo y alma, sin barreras.

Solo basto una llamada telefonica para que nuestro castillo se derrumbará.

Habían determinafo que ninguno de los dos riñones de mi padre podrian seguir funcionandl correctamente y necesitaba con urgencia un transplante de riñon y la única persona compatible era yo.

Ese día no pude despedirme de Sarah, pero no hubo ni siquiera un segundo en el que no hubiese dejado de pensar en ella.

Aún cuando entre en el quirófano, mi mente solo tenía dos cosas presente, ella y mi padre.

En medio de mi recuperación, ella fue mi guerza, mi motivación., mi motivación principal.

La herida de la operación no estab cicatrizando bien y tuvieron que abrir y cerrar de nuevo dmoa herida.

Las fiebres efan muy altas, se creía qie no sobreviviría.

Una infección puede ser realmente permligrosa.

Luego de haberme recuperado, después de casi doce meses, volví para verla, pero ya era demasiado tarde.

Sarah estaba casada con Albert, uno de nuestros compañeros en la preparatoria y tenían un hijo.

Ella no había esperado por mi y la verdad me sentía molesto conmigo mismo por no haberle dado un motivo para esperarme.

Yo sólo di la vuelta y me marche de nuevo a New York.

Mi vida era un completo desastre; mi vida, mis esperanza, mi todo se quedó con ella en ese pueblo.

Ya iba para casi treinta y seis años, y aun no me había casado.

Me pasa todo el todo el tiempo comparando a las mujer que conocía en los eventos con ella.

Ninguna causa la misma sensación que ella causaba, causa y causará en mi.

— Oliver deja a esa chica en el pasado y empieza con alguien más. — Decía mi padre, pero...

¿Cómo pensar en alguien más, si la imagen de ella no sale de mi cabeza?

¿Cómo dejarla en el pasado, si vida sin ella no tiene ni presente ni futuro?

Simplemente no puedo dejar de amarla.

Hoy me encuentro nuevamente en este lugar, debido a algo que nos separo aquella vez, pero que esta vez nos unirá de nuevo, una llamada telefónica.

Mi hermana Lluvia me llamo hace un mes.

— ¿A que no sabes a quien vi esta tarde?— ¿Cómo iba a saber, si ella estaba en ese pueblo, en el que crecimos, y yo me encontraba en New York? — Vi a Sarah y a Albert.

La sola mención de su nombre me recordaba el olor de su perfume y la suavidad de su piel.

El segundo nombre lo mencionó con disgusto.

A ella nunca le cayo bien Albert.

— Iba con su hijo, él que ahora es todo un galán, ¿a que no sabes a quien me recordó?

— Seguro es idéntico a Albert.

Ese era, es y será mi mayor anhelo, tener un fruto de mi amor con ella.

— ¡Verdad que eres tonto! Obvio que no se parece a ese estúpido.

Bufo.

— Entonces seguro es hermoso como ella.

— O quizás hermoso como su verdadero padre.

A mi correo llego un nuevo mensaje, era de Olivia.

Eran dos fotos, eran mías de la preparatoria, una la conocía la otra no.

— Una foto la tengo en el álbum, pero ¿la otra de donde la sacaste?

— ¿Eres tonto? Ese es el hijo de Sarah y también el tuyo.

No me no podía creer.

— ¿Debes de estar bromeando?

— ¡Oye! Me ofendes, ¿acaso bromearía con algo así?

— ¡Es mi hijo!

— Sí, eso dije.

— ¡Es mi hijo!

— Sí, ya te oí.

— ¡Que es mi hijo!

— ¡ESTUPIDO, YA TE HE OIDO!

— ¡Es mi hijo!

— ¡Ay, ya se te cruzaron los cables!

Esa misma tarde empaque mis cosas y cogí el primer vuelo, quería estar lo mas antes posible allá.

Aún no me lo podía creer.

Cuando lo vi por primera vez, mi mundo se paralizo, era una copia exacta de mi, mi hijo, mi pequeño, mi anhelo más grande.

— ¿Y qué piensas hacer?— Me pregunto Olivia.

— Recuperare a mi hijo y...

— ¿Y?

— Recuperare también al amor de mi vida: los recuperare a ambos.

Perdón la demora, hace una semana mi móvil estuvo roto y pues hace poco logre arreglarlo.

Disfruten del capítulo.

Beso, beso, beso