Capítulo 26: Decisión

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Chenle se emborrachó al llegar a casa. No estaba orgulloso de ello, pero tenía una horrible sensación de hundimiento en el estómago que no desaparecía. Ni siquiera estaba seguro de por qué se sentía tan molesto y con el corazón roto. Era una jodida estupidez. No era como si Jisung le hubiera prometido algo. De hecho, le había dicho varias veces que no era capaz de comprometerse con nadie, que era una debilidad que nunca se permitiría. Chenle lo había sabido.

No le dolió menos.

—Feliz Navidad para mí, —dijo riendo, dando otro trago a su botella de vodka. Y luego otro, y otro, y otro.

No ha dormido. O tal vez lo hizo. No estaba seguro. El cielo ya era claro, así que probablemente era de día.

Había música proveniente de alguna parte. Espera. ¿Era su tono de llamada?

¿Dónde estaba su teléfono?

El mundo se agitaba graciosamente mientras Chenle lo buscaba. Milagrosamente, su teléfono seguía sonando cuando lo encontró. Debía de ser alguien muy paciente. O tal vez era un imbécil obstinado y desconsiderado al que no le importaba que la gente estuviera ocupada o durmiendo.

Era esto último, se dio cuenta Chenle al mirar el identificador de llamadas.

Lee Jeno.

—¿Qué quieres? —espetó. Se le escapó. Lo que sea.

Hubo una pausa. —¿Estás borracho? —dijo su jefe.

—Tal vez, —dijo Chenle, cayendo de nuevo en el sofá. Sus brazos no soportaban su peso por alguna razón—. ¿Qué pasa?

—Vaya, sí que está borracho, —dijo otra voz, que sonaba aturdida. Era Renjun. Debían tenerlo en el altavoz.

A la mierda. No le importaba. Que se jodan, y que se joda su nauseabunda vida feliz. Ellos eran la razón por la que se emborrachaba en Navidad solo, como el peor tipo de perdedor. Si no fuera por Jeno y Renjun, nunca habría conocido a Jisung. Habría seguido con su vida, sin tener ni idea de que existía.

Ese pensamiento sólo le hizo sentirse peor. Joder, odiaba esto.

Jeno se aclaró la garganta. —Veo que no es un buen momento. No vamos a tomar tu tiempo, me preguntaba si habías visto a Jisung. Se presentó en nuestra casa por Navidad y luego desapareció sin decir nada durante días. Me preocupa que esté tramando algo.

Cómo se atreve. En lugar de preocuparse por su hermanastro, Jeno se preocupó de que estuviera tramando algo.

Chenle cerró una mano en un puño. —Vete a la mierda, —gritó, súbitamente harto. Le dolía el pecho. Le dolía la garganta. Su visión era borrosa—. Todo esto es culpa tuya. Es tu culpa que él sea como es. Si tú y tu pandilla de niñitos privilegiados lo hubiesen tratado normalmente, si fueras su amigo, él no habría... él no habría resultado como es. Solitario. Sin amor. Incapaz de confiar. Incapaz de aceptar el amor.

Hubo un silencio absoluto en la línea.

Los labios de Chenle se torcieron. Parecía que incluso el gran y terrible Lee Jeno podría quedarse sin palabras. Probablemente Chenle se iba a arrepentir de haber dicho todo eso mañana —estaba borracho—, pero no le importaba. No tenía miedo de su jefe. Aunque Jeno lo despidiera, con su currículum, podría encontrar fácilmente otro trabajo. De hecho...

—Renuncio, —dijo Chenle con gusto, y colgó.

Toda la lucha le abandonó mientras dejaba caer su teléfono, con lágrimas calientes cayendo por sus mejillas.

Joder, era un desastre. Era un desastre sin él.

No quería estar nunca sin él.

¿Entonces qué haces, emborracharte en Navidad, en lugar de conseguir al hombre?

H34RTL3SS ⸺ CHENJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora