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La mañana siguiente llegó con un cielo aún cargado de nubes grises y el eco lejano de la tormenta de la noche anterior. Sunoo, decidido a ver a Sunghoon nuevamente, llegó a la cafetería incluso antes de que abriera sus puertas. Se acurrucó bajo la protección del toldo, observando a través del cristal empañado con la esperanza de ver al muchacho que le había mostrado cariño y quién tenía un lindo olor.

Pasaron los minutos y las horas, habían llegados otros empleados a abrir la cafetería pero su chico no aparecía aún. El corazón de Sunoo se hundió lentamente en una mezcla de desilusión y tristeza. ¿Dónde estaría? ¿Por qué no había venido hoy?

La cafetería finalmente abrió sus puertas y Sunoo se coló sigilosamente dentro. El aroma de café recién hecho llenaba el aire, mezclado con la fragancia reconfortante de pan recién horneado. Pero ninguno de esos aromas se comparaban con el aroma de el y no podía aliviar la sensación de vacío que sentía.

Se arrastró por el suelo, con la esperanza de encontrar algún rastro de su humano y se escondió detras de unas mesas vacías al fondo de todo. La mirada del gato callejero paseaba por cada rincón, cada mesa vacía, cada silla desocupada del lugar. Pero su humano no estaba en ninguna parte.

Los minutos se alargaban como gotas persistentes en un día de lluvia mientras el felino aguardaba con paciencia en la cafetería. El felino mantenía la mirada fija en la puerta, viendo a algunas personas pasar por esta y siendo atendidas.

Esperaba ansiosamente la llegada de él.

El tiempo parecía transcurrir lentamente hasta que finalmente, con un suave tintineo, la puerta se abrió.

El olor familiar de aquel humano inundó el espacio, mezclándose con el aroma acogedor de café y pasteles recién horneados. Sunoo arrugó su nariz, levantó la cabeza con rapidez, y su cola comenzo a moverse ansiosamente. Su corazón latia con renovada emoción al verlo entrar apresuradamente, con una mochila al hombro y una expresión nerviosa en el rostro.

—¡Hey Sunghoon, llegas tarde hoy!—exclamó Jake, un compañero de trabajo con una sonrisa juguetona mientras limpiaba el mostrador. —¿Qué pasó? ¿Te perdiste en el camino?

¿Sunghoon?

Sunghoon se detuvo un momento para recuperar el aliento, riendo un poco por la observación de Jake.

— Lo siento, uno de mis amigos necesitaba mi ayuda con matemáticas.— respondió con sinceridad, pasándose una mano por el cabello para acomodarlo.

Jake asintió comprensivamente.

—Bueno, al menos llegaste a tiempo para el turno. No te preocupes, yo he cubierto la parte inicial.

Sunghoon asintió con gratitud y comenzó a prepararse para iniciar su turno. Mientras tanto, Sunoo observaba la interacción desde su escondite. Sus ojos color miel seguían cada movimiento de Sunghoon con una mezcla de alivio y alegría. Había vuelto. Su humano favorito estaba de vuelta y parecía estar bien.

Ahora entendió porque llegó tarde, Sunghoon es un estudiante.

Desde su posición, Sunoo pudo notar los gestos familiares de Sunghoon: la forma en que sonreía con suavidad mientras hablaba con Jake, la manera en que sus ojos brillaban cuando mencionaba algo que le interesaba. Todo en él emanaba calidez y amabilidad, y eso hizo que el corazón de Sunoo diera un vuelco.

—Este es el lugar donde quiero estar.—pensó Sunoo para sí mismo mientras observaba con ojos brillantes.— Con Sunghoon, donde puedo sentirme seguro y amado.

El híbrido decidió permanecer en su escondite por un momento más, disfrutando en silencio de la simple presencia de Sunghoon. En ese instante, la cafetería donde él trabajaba  se convirtió en algo más que un refugio contra la lluvia para Sunoo. Se había convertido en su hogar, donde esperaría pacientemente cada día para estar cerca de Sunghoon.

 Se había convertido en su hogar, donde esperaría pacientemente cada día para estar cerca de Sunghoon

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Cuando Sunoo no está en la cafetería o mejor dicho viendo a Sunghoon, su vida es bastante diferente. Como gato híbrido callejero, ha desarrollado habilidades para sobrevivir en la ciudad. Tiene varios lugares de refugio y rutinas que sigue para mantenerse seguro y alimentado. Ha estado en varios lugares, y aunque conocia algunas partes de la ciudad, eso no necesariamente lo hacía sentir orgulloso.

El no queria vivir en la calle, ha visto cosas que lo asustaron y pasaba frío y hambre. A el no le gustaba ser un híbrido ni mucho menos uno callejero. Ha pasado por cosas terribles que ni siquiera quería pensar, no le agradaba, no le agradaba para nada su vida y su triste pasado. Pero ahora conoció a su Sunghoon, eso le alegraba, aunque...el no sabe donde vive.

híbrido | 𝘀𝘂𝗻𝗴𝘀𝘂𝗻  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora