Era fin de semana, Hoon no trabajaba. No sabía exactamente que hora era, pero él gatito se sentía triste, él quería ver a Hoonie. Llevaba horas sin verlo.
Estaba ahí, frente a su casa. Temía que Hoon no esté o que no quiera verlo. Pero, él si quería verlo. Extrañaba sus caricias, su rostro, ver sus hermosos ojos color negro, y sus manos. Sus preciosas, venosas y grandes manos con sus largos dedos. Mierda...
Trepó un árbol de allí, subió por unas ramas y caminó con cuidado hasta llegar al balcón del humano. Tambaleó un poco y luego de unos segundos saltó. Pudo llegar, algo inseguro y peligroso, pero no importaba. Quería verlo.
Rasguñó el vidrio levemente y maulló varias veces esperando a qué lo escuche.
Y así fue.
Un Sunghoon sorprendido abrió su cortina, se veía asustado. Sunoo maullo otra vez y el humano de inmediato se dió cuenta de quién es.
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— Suni, ¿qué haces aquí, eh?— rió mientras acariciaba el gato, este otro en respuesta se acurrucaba en su mano.— ¿acaso escalaste el árbol hasta aquí?
Sunoo restregaba su cara sobre el pecho y cuello del mayor. Estaba viendolo, finalmente pudo verlo otra vez. Su hermosa sonrisa...el gato maullo en busca de mimos.
— Shhh... Sunoo no maulles, pueden oirnos...mis padres no pueden saber que estás aquí. Me matarían.
El gato ladeó su cabeza confundido, Sunghoon soltó una pequeña risita. Que tierno.
— Es tarde, ¿lo sabías? mañana tengo escuela.— Soltó un suspiro dejando caer su cabeza sobre su cama. Parecia cansado.
Su cuello...Sunoo dió pequeños pasos sobre el pecho de este y lamió pequeñas veces la piel de Sunghoon. Este se sorprendió y bajó su cabeza de inmediato.
— Hey, ¿que haces?
— Miau~
Ambos durmiendo juntos. Sunoo sobre su pecho, adoraba sentir como subia y bajaba, su respiración era tranquila y su mano estaba sobre su espalda. Fue una noche increíble. Deseó cambiar de forma allí mismo y poder tomarlo entre sus brazos; dejar cortos besos por todo su rostro, cuello y pecho...y lamer su dedos, chuparlos con ansias.
